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sandra parrilla
Lunes, 12 de mayo 2014, 13:44
Con poco más de 700 habitantes, Quesa es una de las localidades de la comarca de la Canal de Navarrés con más encanto natural. Sus atractivos provienen de la tierra, el agua y las obras arquitectónicas creadas hace cientos de años.
El término en el que se ubica el municipio es de 7.895 hectáreas, convirtiéndolo en uno de los más amplios de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, esta superficie está repartida en diversas áreas de las cuales sólo once hectáreas están edificadas. Del resto, 2.884 son de secano, 1.176 son bosque, 2.322 están dedicadas al pasto, 68 hectáreas al regadío y 834 son yermo.
PLATOS TÍPICOS. Carne a la brasa y tortas de embutido.
DULCES. Pan bendito, pastelitos de moniato y rosegones.
ABRIGO DEL VORO. Es la más amplia y costosa.
DE LAS FUENTES. Une tradición e historia en un recorrido circular.
DE LOS CHARCOS. Este sendero muestra un antiguo camino de herradura.
Con esta extensión se configura Quesa, limitando con localidades como Tous, Millares, Ayora, Enguera, Navarrés, Bolbaite y Bicorp.
La seña de identidad más relevante de Quesa son sus lagos. Forman un paraje natural incomparable, que es muy solicitado cuando llega el buen tiempo. Están formados por cascadas y gorgos naturales que reciben los nombres de Charco de Bañera, de las Fuentes, del Chorro, de la Cacerola o Charco de la Horteta.
Para poder disfrutar de este paisaje se creó un lugar autorizado para campamentos de verano, el 'Campamento Río Grande'. Muchas asociaciones, colegios, agrupaciones de 'scouts' y 'juniors' hacen uso de este sitio. Se trata de un lugar idóneo para acampar y aprovechar todas las posibilidades que ofrece el entorno de los Charcos. Tiene varios comedores de más de 150 metros cuadrados, así como varias cocinas, fregaderos, aseos y duchas con agua caliente. También existen barbacoas y más de 50.000 metros de terreno para las tardes y noches de verano. Alrededor de este campamento, los niños gozan de baños en ríos de aguas cristalinas, organizan rutas de senderismo y bicicleta por el paisaje.
El área recreativa del campamento cuenta con diversas instalaciones para pasar el día, como zonas de descanso, columpios, paelleros, servicios, así como personal de vigilancia y mantenimiento. Durante la semana de Pascua y el mes de agosto, fuentes municipales han llegado a contabilizar 150 visitas por día.
Además, también se organizan excursiones para contemplar los monumentos que posee Quesa tanto para niños como para adultos.
En este pequeño municipio se pueden encontrar, en las estribaciones del embalse de Escalona, restos de una cantera de material de pórfido. Junto a esta cantera, y al otro lado del río, existen restos de la conducción de agua hasta la antigua generadora de electricidad. Este acueducto todavía conserva en la zona un puente y diversas arcadas que le dan al entorno un carácter histórico y le confieren un valor añadido a su atractivo.
Siguiendo el curso de ese mismo río cauce arriba, los turistas pueden encontrar la presa de contención de la Fuente de la Salud, más conocida como 'el Manal'.
Las fuentes son otro de los rasgos de Quesa. Junto con 'el Manal' y mucho más cerca del casco urbano, los visitantes tienen la oportunidad de realizar un recorrido que les llevará de visita por las principales fuentes que abastecían de agua a los habitantes de la localidad. La visita comienza en la plaza de la Constitución, donde se encuentra una llamativa fuente de ocho caños que alimenta el lavadero público, que ha sido restaurado recientemente. Asimismo hay otras fuentes que ver, como la del Puñal, la Fuente Caldes, la del Príncipe y la Fuente del Portugués.
Lugares históricos
A través de frondosos pinares, siguiendo el curso del río Grande, el visitante que acuda a Quesa verá unas imponentes paredes calizas denominadas Cinglas. La erosión ha esculpido viseras y abrigos en los que se encuentra ubicada la Cabra Montés y el Águila Real.
A los pies de este lugar está el citado río, cuyo sendero conduce hasta el conocido Abrigo de Voro. Este camino, por el que se pueden dar largos paseos a pie y en bicicleta, posee una rica variedad vegetal donde hay diversas clases de pinos, madroños, fresnos, así como una gran cantidad de orquídeas y plantas aromáticas y medicinales.Al llegar al Abrigo del Voro, los turistas encontrarán una gran variedad de pinturas rupestres pertenecientes al arte rupestre levantino, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Entre estas pinturas destacan los cuatro arqueros representando una danza.
Al terminar de apreciar las peculiaridades de este abrigo, otro sendero conducirá a través de una gran masa forestal llamada 'el Planil' hasta el Charco de la Horteta. Antes de finalizar, los visitantes habrán pasado por las ruinas de una casa que se conoce popularmente como Casa Eliseo.
Uno de los encantos de esta ruina es la higuera centenaria que todo el que visita Quesa quiere contemplar por su belleza y antigüedad.
Sobre el monte en el que se asienta la localidad se encuentra una pequeña ermita que culmina el calvario. Es una capilla de planta cuadrada que se construyó a finales del siglo XIX para conmemorar la visita de los misioneros Franciscanos del Santo Espíritu del Monte. Esta ermita está en el camino de subida al castillo, que es otro de los tesoros históricos del municipio.
El Castillo de Quesa es de origen musulmán y los estudiosos datan su construcción en los primeros siglos del segundo milenio. Se sabe que fue un lugar estratégico desde donde se controlaba el tránsito y que fue cambiando de dueño en función de quien dominaba la villa antiguamente.
Cuentan los documentos que existen sobre su historia que en 1.356 Pedro de Jérica vendió este castillo junto con el de Navarrés a María de Cardona, esposa de Alfonso Roger de Lauria.
Aunque no hay constancia de ello, también se cuenta que las tropas de Juan Pacheco arrasaron el castillo ante la posibilidad de un conflicto.
Lo que sí aseguran estudios arqueológicos es que unos restos de carbón hallados en las rocas prueban que el castillo sufrió un incendio devastador durante el siglo pasado. También se ha llegado a la conclusión de que el terremoto que hubo el 23 de marzo de 1.748 debió asestar el último golpe a la fortaleza. Si los visitantes pasean por los restos de la fortaleza, todavía pueden apreciarse en el suelo cerámicas violáceas y verdes que ayudan a imaginar la vida que un día hubo dentro de ese castillo.
Por último, Quesa cuenta con la iglesia dedicada a San Antonio Abad. En principio fue creada por los moriscos conversos, y tras la conquista de Jaime I fue reconstruida en honor a este santo. Se trata de una planta de unos 30 metros y cuyo campanario tiene más de 20 de altura.
La Asociación de Campaneros de Quesa todavía mantiene viva la tradición del repiqueteo y volteo de las campanas del municipio.
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