PPLL
Viernes, 10 de octubre 2014, 00:01
El restaurante 'Las Bodegas', de la pedanía Vanacloig, que pertenece al municipio de Chulilla, ha sido elegido por el Ayuntamiento de Santander para centrar en el lado valenciano un singular hermanamiento gastronómico entre la capital cántabra y la comarca de la Serranía.
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Directos 'culpables' de esta particular fusión de cocinas son Enrique Pérez (Kike), jefe de cocina del hotel Chiqui de Santander, y Antonio Sola, propietario y chef del citado restaurante valenciano, situado a mitad de camino entre El Villar del Arzobispo y Chulilla, a tres kilómetros de la carretera Valencia-Ademuz.
Ambos cocineros se conocen desde hace casi quince años y han protagonizado múltiples encuentros y colaboraciones, hasta el punto de que durante esta feliz celebración destacaron que «más que amigos ya somos como hermanos». Y Antonio matizó a renglón seguido: «yo soy el hermano mayor, claro».
Gema Igual teniente de alcalde de Santander y responsable del área de Turismo, destacó los esfuerzos que viene realizando su corporación para dar a conocer en el resto de España las amplísimas posibilidades que ofrece la capital cántabra, con objeto de «desestacionalizar al máximo la actividad turística» y promover una presencia de visitantes a lo largo de todo el año, tentados por un sinfín de valores y atractivos de todo tipo, entre los que destacan los culturales, los paisajísticos y, cómo no, los gastronómicos.
Especial sintonía
Embajador de excepción de las excelencias culinarias santanderinas es Kike Pérez, chef del hotel Chiqui, sito en primera línea de la playa del Sardinero, cuya directora, Ruth Cervilla, destacó el compromiso del establecimiento por estrechar lazos que contribuyan a promocionar su ciudad.
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Tanto Ruth como la teniente de alcalde Gema Igual insistieron a la clara apuesta de Santander por distinguirse como ciudad de compras y atraer al turismo gastronómico. En sus campañas de promoción por España buscan sobre todo enlazar con zonas que, siendo diferentes a Cantabria, destaquen también por valores que engarcen con los santanderinos. Y en este caso han hallado una especial sintonía con la comarca valenciana de la Serranía, que a su vez está enfrascada en múltiples proyectos de desarrollo del turismo rural, tanto en lo paisajístico como en lo que se refiere a la buena mesa.
Para mayor suerte de la iniciativa conjunta, la amistad entre Antonio Sola y Kike Pérez viene a facilitar las cosas.
El alcalde de Chulilla, Enrique Silvestre, mostró su satisfacción por participar en este tipo de encuentros e intercambios que contribuyen en gran manera a darse a conocer. Insistió en el empeño de su municipio, como el del resto de la Serranía, por atraer al turismo interesado en los valores medioambientales y en que esto debe completarse, naturalmente, con una oferta gastronómica de nivel y calidad, como la protagonizada por el propio anfitrión, Antonio Sola, en su restaurante 'Las Bodegas'.
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Compromiso conjunto
A la comida ofrecida por Sola y Pérez asistieron otros alcaldes de La Serranía, como Benjamín Aparicio, de Losa del Obispo, concejales y representantes de entidades y empresas de la comarca interesadas en el proyecto.
El menú ofrecido fue una combinación de selecciones de ambos chefs. Kike Pérez incluyó especialidades de mar y montaña, con su 'Sobao con queso de las garmillas, anchoa y mermelada de tomate', 'Emparedado de bonito, foie, cebolla roja de Potes y almendra tostada', 'Laminado de aguacate y centollo con vinagreta huertana', 'Lubina a la sal con puré de calabaza' y el 'Borracho pasiego con croqueta de flan de queso'. Antonio Sola se explayó con su 'Huevo en dos cocciones sobre crema de boletus y trufa negra', 'Cordero de la zona confitado con su esencia y quenelle de patata' y un gin tonic final con sorprendentes texturas. Los vinos fueron valencianos: 'Nodus', de la Finca El Renegado, D.O. Utiel-Requena.
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Antonio Sola ejerce de gran promotor de las virtudes de su comarca, lo que en él tiene mayor mérito por ser valenciano de adopción, ya que nació en Granada, donde inició su formación profesional. Luego realizó un largo recorrido por distintas zonas de la geografía española, hasta recalar con todo su bagaje y gran oficio, en 1991, en el Balneario de Chulilla, población que ya no abandonaría y en la que se siente muy a gusto. A finales de 2007 abrió su restaurante 'Las Bodegas', en medio de la naturaleza de Vanacloig.
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