Rafa Muñoz
Jueves, 7 de mayo 2015, 22:02
Cuarenta y dos grados de temperatura. Entre un 45 y un 55 por ciento de humedad ambiente. Éstas son las condiciones de las salas donde se practica el Bikram Yoga, una modalidad del yoga tradicional que cada vez cuenta con más adeptos en Valencia.
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Se trata de una serie de 26 de las 84 posturas clásicas del Hatha Yoga de Patanjali. Se practica en sesiones de noventa minutos y con las condiciones ambientales antes descritas. Puedes desarrollar el cuerpo entero sin riesgo de lesiones porque las posturas están estudiadas para que cada una te lleve a la siguiente, explicó Óscar Vic, director del Bikram Yoga Spain Studio de Valencia.
El cuerpo, tanto por dentro como por fuera, responde de forma diferente que con cualquier otra disciplina de yoga, señaló Vic. El calor te entra en el cuerpo y la vasodilatación calienta los músculos y hace el resto, destacó el director de este centro que cuenta con la sala de Bikram más grande de Europa.
Se ha hecho muy popular porque la gente ve los beneficios; son 90 minutos de sufrimiento, la sala es un infierno, y después de cada clase tienes ganas de morirte; sin embargo, luego tienes un golpe de energía increíble y te sientes como nuevo, por eso cada vez hay más escuelas y más gente que lo practica, explicó Ewelina Kramarz, aspirante a monitora de Bikram.
Dicen que esta modalidad del yoga es apta para personas de cualquier edad y condición. En el Bikram Yoga Spain Studio de Valencia tienen alumnos desde los 13 hasta más de 70 años. No existen niveles, todos practican juntos.
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Los primeros días se pasa mal, sientes algo de mareo; pero cuando empiezas a bailar con el calor es una forma de concentrarte en el ejercicio y olvidarte de todo lo demás, señaló Nieves del Pozo, vecina de Valencia, minutos antes de comenzar su clase del jueves por la tarde.
Cuando empecé con el Bikram tenía bastante miedo porque hace muchísimo calor, pero luego descubres los beneficios que tiene para el cuerpo, porque ejercitas muchísimo y ganas mucha flexibilidad, y también es mucho de cabeza, destacó Irene Moya, vecina de Valencia.
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