beatriz olmos
Sábado, 22 de agosto 2015, 19:37
El parque natural de la Sierra de la Calderona es el principal pulmón verde de la Comunitat. Se puede disfrutar de este paisaje de diferentes maneras, lo más común son las rutas a pie o con bicicleta de montaña, sin embargo, también existe la posibilidad de adentrarse en estos bellos parajes a lomos de un caballo. El Centro Ecuestre Rueda es una de las empresas que organiza excursiones por la sierra. Se adaptan a las necesidades de cada uno ya que es posible escoger entre senderos de mayor o menor distancia, no exigen un número mínimo de personas y están programadas para todo tipo de jinetes tanto principiantes como expertos. La empresa ofrece diferentes modalidades de rutas. Un paseo de una hora y una clase de 30 minutos con nociones básicas para la monta tiene un precio de 28 euros. También se puede escoger la opción de hora y media de ruta y 30 minutos de clase de iniciación por 45 euros.
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La excursión propuesta abarca 15 kilómetros, se inicia desde la localidad valenciana de Náquera y es una oportunidad única para descubrir este entorno excepcional de forma distinta. En la primera rotonda antes de entrar en el municipio, a mano derecha se aprecia una valla de color verde que pertenece a unos almacenes, en la siguiente salida aparece un cartel amarillo donde puede leerse Centro Ecuestre Rueda. Una vez aquí, comienza la aventura. Ya sólo queda ponerse las botas, ajustarse las riendas y ponerse a cabalgar.
Lo mejor de la actividad es que no hay que ser un experto jinete para disfrutar de los animales y de la naturaleza en estado puro, ya que los monitores se encargan de que todo discurra con normalidad y de resolver cualquier duda. Los primeros metros de la travesía son de asfalto pero rápidamente aparece el camino de tierra. A lo largo de todo el trayecto predominan las masas forestales de pinos con presencia puntual de olivos y ciertos árboles frutales.
Serpenteando este macizo montañoso aparece el mirador de la Pedrera, desde este punto se puede admirar la majestuosidad del lugar. Cabalgando por este referente del paisaje valenciano es posible acercarse a espacios de gran belleza como la cartuja de Portaceli, traducido del latín, puerta del cielo. Situado en el término municipal de Serra y enclavado en una leve colina, este edificio empezó a construirse en el siglo XIII. Actualmente está habitado por los monjes de la orden católica de los cartujos. Su puerta de entrada tarda diez minutos en abrirse y lo hace en muy contadas ocasiones, pero nunca para las mujeres ya que tienen prohibida la entrada. Esta orden se caracteriza por su austeridad, tienen el silencio como norma y prohibido tener información del exterior. El conjunto arquitectónico de estilo neoclásico está formado por cuatro claustros y posee un acueducto que abastece de agua potable el edificio.
Inmersos en la ruta, también se puede observar en la lejanía el hospital Doctor Moliner. Este emplazamiento se situaba en la cartuja de Portaceli, pero a finales de los años 30 se construyó la clínica que existe en la actualidad. En este momento hay que darse la vuelta y no perderse la gran panorámica de todo el golfo de Valencia. Lo primero que se alcanza a ver es Port Saplaya y si el día acompaña y hay escasez de nubes incluso se puede adivinar la silueta del puente de lAssut Dor y la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
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El caballo es el compañero perfecto para adentrarse en el bosque ya que a pesar de que la mayor parte del trayecto es llano, en ciertas ocasiones aparecen bajadas y subidas acompañas de piedras poco falcadas, nada que el animal no pueda sortear sin problemas. En este ambiente relajado, seguro y agradable, los más aventureros pueden aprovechar para galopar campo abierto. En el sendero hay edificaciones como la masía Broseta, una finca antigua familiar, actualmente tapiada para evitar allanamientos de morada. Otro de los secretos ocultos es un refugio, hoy abandonado, pero que antaño lo empleaban los profesionales del campo para resguardarse del frío y de la lluvia.
El trayecto está llegando a su fin, los caballos aceleran el paso para llegar al punto de partida. A pesar del calor característico de esta estación, la mayor parte de la ruta discurre entre grandes sombrías que ofrece el bosque.
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