Treinta años de Vivir Sin Dormir

bar de copas frente al mar de la playa de las Arenas de Valencia, donde a la luz de la luna las horas transcurrían acompañadas de la mejor música hasta el amanecer, acabó por convertirse en un local legendario de la ciudad de Valencia. En los ochenta fue un local que marcó la diferencia, un pionero, rodeado de merenderos de playa y de algunos de los más prestigiosos restaurantes de arroces de la época. Hoy por hoy cuelga su cartel de 'siempre abierto' y hace honor a su espíritu ecléctico. Vivir Sin Dormir evolucionó con el tiempo, la comida frugal que se servía acabó por convertirse en una oferta más elaborada y adaptada a todos los horarios del día, amoldándose a lo que su clientela demandaba a cada hora. Desde buena mañana se sirven desayunos, el hotel inaugurado sobre él obliga a ello, luego se transforma en lounge, en restaurante, en pub con ambientación musical y sus copas tienen una carta con amplia oferta coctelera.

La carta del comer es muy variada, llena de entrantes típicos españoles, pero también ensaladas, sandwiches, hamburguesas, bocadillos y platos combinados; utilizando siempre productos de la mejor calidad y con elaboración propia y como muestra sus patatas fritas, algo tan simple como eso, patatas de calidad peladas a mano y fritas en el momento. En Vivir Sin Dormir también se realizan muchos eventos y fiestas, normalmente abiertas a su clientela. Por primera vez, su barra coctelera participa en el certamen de gintonics que organiza Comer y Beber de lasprovincias.es, trago largo donde tiene su protagonismo la tónica Schweppes y la London Dry Gin Masters.