Ruta por los últimos cátaros

A finales de la Edad Media, en el primer tercio del siglo XIV, la Comunidad Valenciana acogió a la última población de cátaros de Europa. Fue el primer gran éxodo europeo que se escapaba de los inquisidores franceses que pretendían exterminarlos por herejes, dada sus creencias de cristianos ortodoxos. Fue una ruta de exilio en la que se desplazaron desde la histórica región de Occitania a las nuevas tierras conquistadas, hacía pocos años por el rey Jaume I, cuyo padre murió en la famosa batalla de Muret por defender los derechos de vasallaje sobre esa región y su población cátara. Estos últimos cátaros, conocidos como Bons Homes realizaron un itinerario en el que atravesaron las altas montañas del Pirineo, los fértiles valles prepirenaicos, las poblaciones amuralladas en la que convivían cristianos, moriscos y judíos, como Lleida y Tortosa, cruzando el gran río Ebro por los diferentes pasos de barca, hasta llegar a las tierras del norte de Castellón, -la comarca dels Ports y el Maestrazgo- y alcanzar las prósperas ciudades de Xativa y Valencia.

Aquí, en este territorio del reino de Valencia, los cátaros procedentes de Occitania se integraron perfectamente formando parte, junto a mozárabes, sefarditas o cristianos viejos, de la nueva población que hizo crecer y prosperar el conjunto del reino. La mayoría de ellos eran buenos artesanos, pastores, agricultores y comerciantes.

Desde hace unos años algunas iniciativas locales han tenido mucho éxito en la promoción turística y cultural del patrimonio cátaro, como por ejemplo Le Pays Chatar, en la región de l'Aude o el Camí dels Bons Homes, en el Pirineo catalán, que han servido para divulgar este recurso histórico y generar una dinamización turística y socioeconómica en su ámbito territorial. Ahora la Comunidad Valenciana, desde el liderazgo de la Agencia Valenciana de Turismo, está promoviendo una ruta interregional europea que une a las regiones del sur de Francia, Midi-Pirénées y Languedoc, con las regiones de la antigua Corona de Aragón, Cataluña, Aragón, Baleares y Valencia, con el fin de poner en valor turístico la singular historia de los 'Últimos Cátaros de Europa, en el contexto de establecer una ruta turística y un Itinerario Cultural Europeo.

En esta ruta podremos descubrir el esplendor medieval de las comarcas dels Ports y el Maestrazgo, con poblaciones que aún mantienen sus trazados originales de hace casi 700 años y con caminos históricos llenos de atractivo natural y paisajístico, a más de una rica gastronomía con productos autóctonos.

Morella, Sant Mateu, Cinctorres, El Forcall, la Pobla de Benifassà, Peñíscola, Cervera del Maestre, Cálig, Atzeneta del Maestrat, entre otras, fueron refugio de estos últimos cátaros de Europa.

Testimonios en piedras y estelas Los cátaros no dejaron un gran número de testimonios sobre su existencia y la principal fuente de documentación son las transcripciones de los procesos inquisitoriales, que les fueron tomadas en viva voz y que han sido guardadas en archivos del Vaticano, hasta que han sido desclasificados.

La historia de aquellos cátaros resurgidos de las cenizas de la Inquisición, que se asentaron en las villas de Morella, Sant Mateu, Castellón, y que llegaron hasta Valencia, era desconocida hasta que algunos escritores les dieron vida y, en especial, Víctor Amela que con su libro 'El Cátaro Imperfecto' dio popularidad a Guillem de Belibaste, último perfecto cátaro, que residió en la ciudad de Morella hasta 1321.

Otro libro de reciente edición, 'Pere Mauri l'últim pastor càtar', nos explica el retrato de uno de aquellos últimos cátaros. Un pastor que llevaba grandes rebaños de ovejas, haciendo la trashumancia desde el Pirineo hasta los prados dels Ports de Morella y del Maestrat. Muchos de aquellos caminos y sendas aún hoy existen.