Bravas ahumadas de autor y otras chispas culinarias en Castillo

Si hay un cocinero valenciano que ha sabido mantener la tensión creativa en sus propuestas sin sacar los pies del plato, ese es Eduardo Frechina, y siempre en su restaurante Castillo. Otro factor que define su trabajo en todo este tiempo es su aferrarse a un producto con identidad valenciana y, como máxima, ser fiel a los frutos y viandas de mar y montaña que la temporada ofrece.

El restaurante está en Godella, muy cerca de Valencia, en una antigua casona del casco urbano. Los salones, con una decoración personalizada por su alma mater, el cocinero Eduardo Frechina, ofrecen también estancias reservadas y un espacio recoleto singular: el Privat. Eduardo fundó el restaurante hace ya más de 25 años y hasta hoy, cosa que confirma la solidez de su cocina. Fue su conciencia gastrónoma, que se despertó rodeada de pasteles y confites, la que le llevó a ello. Eduardo se crió en la conocida pastelería Castillo de Godella, una confitería ya centenaria. Probablemente, fue la exigencia matemática de esta disciplina culinaria, donde la química y la física influyen tanto, la que acabó por moldear las maneras de Eduardo en su cocina. Su primera visión como futuro cocinero surgió al contemplar la capacidad transformadora del fuego sobre los alimentos.

El recetario autóctono es la fuente de inspiración para la creatividad en sus platos. En cualquier visita que se haga ahora al inicio de la primavera hay que disfrutar de la destreza que posee en la elaboración de encurtidos, que acompaña de una salsa casera con una base de vinagre balsámico, de sus famosas patatas bravas ahumadas (su fama ha derivado en convertir parte de su clientela en fieles devotos patateros), de las cocas de aceite coronadas de sanfaina, de sus buñuelos de queso al PX o del brioche de figatell con foie... Sobre este asunto, el del foie de pato, Frechina alcanzó la maestría hace ya mucho tiempo, borda la técnica francesa del micuit y es una de las propuestas que ha perdurado en su carta a lo largo de estos años.

Capítulo aparte siempre lo conformaron los frutos del mar Mediterráneo: pescados y mariscos. Estos últimos están mínimamente transformados antes de salir a la mesa, pero con los demás siempre se cocinaban con la visión propia del chef, sumándole su toque personal y creativo.

A partir de ellos el cocinero pone especial énfasis en que sus sabores y aromas brillen en la cocina del arroz, otro de los grandes pilares de su cocina y que tienen siempre presencia en su menú de mediodía, que sale entre semana por 18 euros (con la bebida aparte) siendo una manera sencilla de conocer el trabajo de Eduardo. Algunos días ofrece una impecable paella de mariscos, el popular arroz del senyoret o su suculento arroz meloso de gambas y setas. También destacan el arroz al horno y el contundente arròs amb fesols i naps, que prepara ocasionalmente en los meses de invierno.

Existen dos menús que permiten conocer mejor su cocina: uno por 25 euros y otro por 28 euros. Este último incluye aperitivos y cuatro entrantes individuales, además del plato principal y el postre, siempre caseros, como su arnadí con helado de dulce de leche o las sorprendentes croquetas de chocolate líquido con sopa de vainilla, una auténtica mascletà chocolatera con la que despedirse.

Cabe destacar que la sala sigue atendida por Paco Téllez, infantería fiel del local, quien siempre hace sentir a los clientes como en casa y ameniza las sobremesas con su destreza en la coctelería creativa, un detalle a tener en cuenta.

Dirección: Carrer Major 90 baix. Godella (Valencia). Reservas: 963640242.