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CHEMA FERRER
Viernes, 29 de marzo 2019, 00:43
La requenense Bodega Chozas Carrascal acaba de embotellar un vino rosado de garnacha titulado Rose Marine. Este es el primero de una saga con la que se inaugura una nueva etapa en la bodega. El relevo generacional en la familia de bodegueros López-Peidró, ya está en marcha y llega de la mano de Julián y María José. Fue en 1990, cuando el matrimonio formado por Julián López y María José Peidró fundaron la bodega, conformando un camino en el que sus vinos han recibido el reconocimiento y prestigio muy merecidos por la labor realizada en pos de la calidad y su singularidad. Prueba de ello, es que la bodega ostenta la Denominación de Origen de Pago Chozas Carrascal, además de participar en la de Utiel-Requena. Aunque el tránsito de generación se inició en 2017, ha sido ahora con la cosecha 2018 cuando todos los vinos de la bodega llevarán el sello de Julián López hijo, un joven enólogo y viticultor de apenas 28 años que se ha formado en la escuela de viticultura y enología de Montpellier y trabajado en bodegas como Mouton Rothschild y Mouton Cadet en Burdeos. Nuevas elaboraciones están en marcha, y hay cosas en la bodega que están cambiando, como la llegada de varios fudres en los que elaborar vinos donde lo más representativo sea el marcado carácter mediterráneo del terruño. Muestra de este nuevo tiempo es el Rose Marine 2018, un vino rosado monovarietal de garnacha de una de las viñas más preciadas de la finca, El Pedregal. Esta parcela se encuentra a más de 840 metros de altitud, una de las más altas de la comarca y se caracteriza por poseer unos suelos pedregosos y calizos. Esperaremos a catarlo para hablar de él.
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