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Explora la Cueva de las Calaveras, un viaje al Paleolítico

Explora la Cueva de las Calaveras, un viaje al Paleolítico

En esta gruta alicantina se han encontrado restos de animales y personas que se remontan a hace 130.000 años

paula moreno

Martes, 31 de agosto 2021, 01:25

El interior de la provincia de Alicante acoge yacimientos que se remontan al Paleolítico, así como cuevas con formaciones de gran belleza geológica. En la Cueva de las Calaveras es posible encontrar ambos. Situado en el municipio de Benidoleig, en el recinto de la gruta se han encontrado restos de animales, neandertales y homo sapiens de hace 130.000 años, así como santuarios íberos y romanos donde se hacían rituales relacionados con la fertilidad. Esto se debe al lago que albergaba, ahora vaciado, que convirtieron esta cueva en un buen refugio para las tribus paleolíticas.

Su nombre se debe al hallazgo de una expedición que buscaba agua en el siglo XVIII. Al avanzar por el interior de la gruta, los exploradores se encontraron doce calaveras y un pico de hierro. Presuntamente, eran de campesinos musulmanes que se había quedado atrapados buscando agua en la gruta durante la Edad Media.

La leyenda cuenta que son los huesos del rey musulmán Alí Moho y su corte, quienes huían del Cid Campeador y se perdieron en la cueva. Algunas historias incluso hablaban de un enorme tesoro musulmán oculto, pero lo que se sabe con certeza de la cueva es que, durante la Guerra Civil, fue usada como almacén de armamento y refugio.

También se han hallado restos humanos del Paleolítico, así como restos de la Edad de Bronce. El descubrimiento más sorprendente fue un diente de rinoceronte, que ahora mismo se encuentra en el Museo de Arqueología de Alicante (MARQ), pero también se han encontrado herramientas de sílex y restos de hollín en la entrada de la cueva, debido a que los habitantes encendían hogueras para espantar a los animales salvajes que se acercaban. Esta es una de las posibles razones por las que no se han encontrado pinturas rupestres por el momento.

Arriba, la entrada a la Cueva de las Calaveras. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera que discurre por el interior de la gruta. Abajo a la derecha, la estalactita apodada 'la Campana'. Wikimedia Commons
Imagen principal - Arriba, la entrada a la Cueva de las Calaveras. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera que discurre por el interior de la gruta. Abajo a la derecha, la estalactita apodada 'la Campana'.
Imagen secundaria 1 - Arriba, la entrada a la Cueva de las Calaveras. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera que discurre por el interior de la gruta. Abajo a la derecha, la estalactita apodada 'la Campana'.
Imagen secundaria 2 - Arriba, la entrada a la Cueva de las Calaveras. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera que discurre por el interior de la gruta. Abajo a la derecha, la estalactita apodada 'la Campana'.

La cueva cuenta con 400 metros visitables de longitud sobre una plataforma de madera, lo que la hace accesible para carritos de bebé y sillas de ruedas. El visitante podrá observar formaciones geológicas llamativas, como la estalactita apodada popularmente como 'la Campana', una roca que suena como un timbre al ser golpeada. Además, por las paredes de la gruta se pueden encontrar fósiles de animales marinos, de cuando el mar llegaba hasta allí. En la Sala de los Fósiles se puede observar una exposición de los vestigios de animales obtenidos de esta cueva. Toda la historia de la cueva se explica en paneles que el visitante encuentra durante el recorrido.

Antes de que se acondicionara la cueva, esta era la última parte accesible. Más tarde, la cavidad se abrió y se creó la Sala de la Ermita. La zona que prosigue hasta el lago sumergido ha sido abierta artificialmente casi toda, y en las posteriores salas se pueden encontrar el lugar donde estaban las doce calaveras que dan nombre a la cueva, así como fósiles de amonitas, extintos hace sesenta millones de años.

La segunda parte de la cueva es una zona sumergida de más de seiscientos metros de longitud. Aquí solo pueden acceder espeleólogos y personas autorizadas, quienes continúan explorando las diferentes galerías y buscando el final de esta gruta. Actualmente, de este lago sumergido se obtiene agua potable para Benidoleig.

Arriba, un visitante observa los altos techos de la sala de la Ermita. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera, que se encuentra iluminada por pequeños faroles. Abajo a la derecha, formaciones en las paredes de la gruta. Wikimedia Commons
Imagen principal - Arriba, un visitante observa los altos techos de la sala de la Ermita. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera, que se encuentra iluminada por pequeños faroles. Abajo a la derecha, formaciones en las paredes de la gruta.
Imagen secundaria 1 - Arriba, un visitante observa los altos techos de la sala de la Ermita. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera, que se encuentra iluminada por pequeños faroles. Abajo a la derecha, formaciones en las paredes de la gruta.
Imagen secundaria 2 - Arriba, un visitante observa los altos techos de la sala de la Ermita. Abajo a la izquierda, la plataforma de madera, que se encuentra iluminada por pequeños faroles. Abajo a la derecha, formaciones en las paredes de la gruta.

En el exterior de la cueva, en la entrada, hay unas escaleras que llevan hacia la entrada original de la cueva, pues la actual estaba inundada por el río. También hay una tienda de souvenirs y un bar donde tomar algo después de la visita, un recorrido que permite al visitante sumergirse en la vida de los primeros pobladores de las montañas de Alicante.

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