JESÚS TRELIS
Sábado, 10 de diciembre 2016, 21:38
El imprudente espía del País de las Gastrosofías se cuela hoy en una gran historia culinaria pero con mucha complejidad: no se puede contar nada pero hay que contarlo todo. Una cena de los sentidos en el restaurante de Joaquín Schmidt en la que los comensales se llaman Tricicle, parte de su equipo y amigos (unas doce de personas) que no sabían que iban a ser devorados por los sueños. Mister Cooking asistió entre bambalinas a lo que allí paso, y aunque los misterios han de seguir silenciados sí quiero mostrarte algo de lo que allí se vivió. Y como ellos, como Paco, Carles y Joan (que venían de actuar en el Olympia) y todos los que les acompañaron, lo primero es cerrar los ojos y dejar que fluyan los sentidos. O casi todos los sentidos. Y en mitad de la oscuridad vivir una velada entre manicómica y terroríficamente soñadora. Un sinsentido con mucho sentido que te hará gozar.
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