La personalidad de los vinos de Rafael Cambra

CHEMA FERRER. Al sur de la provincia de Valencia, antes de llegar al puerto de Almansa, se halla una de las regiones del vino más interesantes de la Comunitat Valenciana; esta recibe el nombre poético de Terres dels Alforins, nombre que resume la tradición ancestral de hacer vinos. Hace más de dos décadas allí se inició una revolución en la búsqueda de mejoras en la viticultura y, sobretodo, en la elaboración de vinos de calidad. Términos como agricultura ecológica y biodinámica, la rehabilitación de viñedos de variedades autóctonas, recuperar técnicas antiguas de vinificación fueron retos aceptado que hoy por hoy definen el carácter de los vinos que allí se elaboran. El enólogo y bodeguero Rafael Cambra, fue y es un alumno aventajado de este movimiento, no le falta brío.

- Vino, viña, bodega..., ¿qué llevo a Rafael Cambra a convertirte en bodeguero?

- Después de trabajar cinco años en La Rioja, sentía la necesidad de explorar mis raíces. El mundo del vino comprende un camino que va desde el cultivo de la viña, la elaboración del vino, su comercialización y maridaje con la gastronomia..., sin duda una herramienta potente para poner en valor la agricultura de nuestra zona y transmitir su espíritu al resto del mundo.

-Terres dels Alforins, una metonimia vitivinícola que ha acabado por imponerse. ¿Qué tiene de especial eso de hacer vinos en esas tierras?

-Terres dels Alforins es un territorio de cultivos mediterráneos de interior y fundamentalmente de secano: viña, olivo, almendros, cereales... Estos prosperan en armonía con el paisaje y la arquitectura agrícola de las casas de campo y masías que salpican el terruño de tanto en cuanto. El epicentro de esta región es el poblado Ibero de les Alcusses, testigo de que la viticultura tiene más de 2.500 años en nuestras tierras. Es indudable que esta herencia ancestral marca la impronta de todo lo que se hace aquí en torno al vino. Desde la asociación Terres dels Alforins y junto a la DO Valencia estamos intentado establecer una subzona dentro de la Denominación.

- Los vinos de Rafael Cambra tienen personalidad diferenciada, no cabe duda, ¿en qué medida influye en ello tu compromiso con el terruño, con la viticultura ancestral?

- Son nuestra fuente de inspiración, para poder avanzar en una zona debe valorar se su pasado y adaptar prácticas antiguas a la enología actual. En los últimos años venimos realizando trabajos de recuperación de viñedos de variedades autóctonas denostadas, como la forcallat, bonicaire o arcos, de ellas hemos extraído sus mejores cualidades para elaborar vinos de calidad que ya andan teniendo su reconocimiento en el mercado y ante la crítica. Buen ejemplo de ello son los tintos Casa Labor, La Forcallá de Antonia o el ensamblaje de algunas de estas variedades realizado en Casa Bosca.

- ¿Qué proyectos futuros tienes respecto a la bodega?

- Conocer mejor nuestros suelos y nuestras variedades autóctonas, llevamos poco tiempo embotellando vino. Por otro lado, afrontar las exigencias a las que nos somete una meteorología en ocasiones descontrolada producida por el cambio climático. Son cambios y adaptaciones a los que nos tenemos que enfrentar con valentía. Por otro lado, todos los esfuerzos que se están realizando con nuestros vinos y viticultura, hay que aprender a transmitirlos a nuestro entorno, aprovechando también el enoturismo para trasmitirlo a la gente que nos visita.

- ¿Cómo ves el futuro de la enología en la Comunitat?

- El futuro es ya un presente, y además que avanza a paso firme. Un mosaico de pequeñas bodegas que reflejen la diversidad de las tres provincias vienen haciendo vinos de calidad y a cada añada que pasa inician nuevos retos. Es un movimiento con raíces en la tierra y que excederá los límites políticos de las provincias.