Guillem Gisbert: «Se puede pasar por el mundo sin haber encontrado la vocación y no pasa nada»

Muchos quizás pensaron que un grupo como Manel solo se separaría si una gran discusión o tragedia hubiera ocurrido. Pero nada más lejos de la realidad. Guillem Gisbert, la voz de la banda, decidió emprender su camino en solitario hace unos meses. Vio la luz 'Balla la masurca!', el primer disco sin sus amigos y compañeros de banda. Y lo cierto es que Guillem huye de consideraciones como que este sea su trabajo más personal e íntimo hasta la fecha. Porque antes ya trabajaba de forma íntima y personal. Tampoco le gusta el concepto 'ruptura' pues responde a «la mitología de los grupos del siglo XX», como él mismo dice. Manel volverá de forma orgánica cuando tenga que volver, y mientras tanto, Guillem Gisbert ha dejado un disco escrito a medio tiempo que transita de su pop habitual a otros estilos como el folk, la canción de autor o incluso el trap. Gisbert actuará el próximo jueves 24 de octubre en La Rambleta.

-Balla la masurca!' habla, entre otras cosas, de la dificultad para encontrar la vocación...

-Se puede pasar por el mundo tranquilamente sin haber encontrado una vocación, esa es la idea que se cuela en el disco. Y no pasa nada. Estudié Periodismo en Barcelona y fue una época marcada por esa emoción de duda acerca de qué iba a ser de mí. Me sentía direccionado y eso me generaba angustia. Y fíjate, luego la vida me llevó por un lugar completamente distinto que jamás hubiera imaginado. Esas canciones buscan en cierta manera huir del mito de haber nacido para algo. Parece raro hacer una canción pop sobre eso cuando el pop casi siempre va de amor o desamor, pero es que es una emoción que recuerdo con mucha fuerza.

-Desde el primer disco de Manel en 2008 hasta este primer trabajo en solitario de Guillem Gisbert ha habido cinco discos, mucha historia y una ruptura. ¿En qué se diferencia el Guillem de ahora de aquel joven de 2008?

-Me gustaría matizar algo. Vivimos en un mundo que abarata y explota conceptos como el de ruptura. En Manel no hablamos de ruptura porque lo único que hemos hecho es parar, algo muy razonable cuando llevamos juntos desde la veintena. Nos lo hemos pasado genial, pero llega un momento en que pueden ocurrir estas cosas. Hay una mitología alrededor de la ruptura que nos viene del siglo XX, cuando había muchísimos managers y muchísimas bandas que se juntaban con veinte años y a los 27 ya estaban hartos unos de otros y se separaban. Pero nosotros no hemos tenido una de esas rupturas. Cuando volvamos, seguramente tampoco hablaremos de reunificación, porque ocurrirá de forma muy natural y cotidiana. La vida es larga y siempre hay que buscar divertirse. Y volviendo a la pregunta, es curioso, porque cuando escucho las canciones del primer disco que hicimos, me da la impresión de que soy yo, pero al mismo tiempo ya no soy ese chaval de 26 años. El cambio es tan drástico... Pero a la vez da la sensación de que sigues siendo el mismo.

-El pop, en la actualidad, ha tenido muchísimas transformaciones. Ahora se habla de nuevos subgéneros como el bedroom pop, el pop comercial se asienta sobre los sonidos latinos y los estribillos pegadizos son casi indispensables para gustar ¿El pop purista está desapareciendo?

-Soy muy prudente con este tipo de juicios. Hay modas, rasgos estilísticos que cambian... La gente acostumbra las orejas a sonidos distintos, pero en el fondo la clave son esas gotas destiladas, esa parte más profunda de una canción. Y ahí sigue estando el pop. Los estribillos pegadizos se han buscado siempre. Y no les quito mérito. No son fáciles de conseguir. Antes no era tan distinto.

-De alguna manera, marcasteis el género ¿Manel fue el inicio de una ola renovadora?

-Eso son frases que se escriben o se dicen, pero muchas veces no tienen tanto que ver con el día a día de uno. No sé hasta qué punto eso es verdad. Ahora mismo no veo mucho el rastro de Manel en la música catalana. Manda otro género, otras letras. No siento haber liderado nada porque ha pasado el tiempo y estamos en un punto que sí, es bueno, pero no ha determinado la música catalana de la actualidad. En un momento dado funcionábamos muy bien, y cuando algo va bien se tiende a teorizar. Pero luego no eres más que un eslabón más de una cadena infinita.

-Muchos cantantes que se lo montan en solitario acaban por abrir las alas porque estar en un grupo, aunque puede ser maravilloso, obliga a que uno tenga que adaptarse ¿Se ha sentido liberado creativamente en este sentido?

-En cada canción hay que tomar mil y una decisiones, y no siempre tienes criterio para todo. Entonces confías en el criterio del otro o del grupo. Pues bien, cuando ese otro no está, tomas decisiones sin tenerlo claro. Hay muchas cosas que antes hacían mis compañeros y que ahora mismo tengo que aprender a hacer yo solo. Tampoco por ello en estos momentos estoy haciendo un trabajo mucho más personal o íntimo. Eso es un gran cliché (ríe). Yo ya estaba muy liberado en Manel. Estaba perfectamente.