El puente más antiguo de la ciudad

En la actualidad, el cauce del río Turia cuenta con casi una veintena de puentes en su recorrido, aunque en el pasado hubieron muchos otros que han ido desapareciendo por el devenir del tiempo o el daño causado por las grandes riadas que han azotado la ciudad. Algunos de ellos son un claro reflejo de la historia de Valencia. El Puente de la Trinidad es el más antiguo de la ciudad.

Une la calle calle Salvador con la calle Alboraia. La parte norte del puente se comunica con los Jardines del Real, más conocidos como Viveros. La parte sur está enfocada directamente al centro histórico de la ciudad, donde se encuentran la Catedral de Valencia y la Basílica de la Virgen de los Desamparados.

Esta obra de ingeniería fue construida entre el 1401 y el 1407 por Mateu Texidor en madera y reedificado en piedra en el siglo XVI tras la riada de 1517. Forma parte del grupo de los puentes históricos de Valencia, siendo el más antiguo de la ciudad y el primero realizado en piedra sillar.

Respecto a los orígenes de su denominación, existe algo de controversia. Por una parte, se cree que su nombre tiene que ver con la antigua estación de ferrocarril a la que accedía, y que cubría la línea hacia Aragón. Por otra parte, se asegura que es su cercanía con el Real Monasterio de la Santísima Trinidad lo que justifica su identidad.

Según el historiador valenciano Pepe Carpena, «el nombre de esta construcción viene dado por la proximidad al monasterio homónimo (el más antiguo que se conserva en la ciudad de Valencia) y a la desaparecida Puerta de la Trinidad, por la cual se accedía al otro lado de la muralla del siglo XIV de la ciudad», asegura.

«Durante muchos años, también se conoció el Puente de la Trinidad como 'El Pont dels Catalans', ya que en sus cercanías se instalaron numerosas familias de repobladores provenientes de Cataluña, especialmente leridanos», señala.

Con una longitud de más de 158 metros, posee diez grandes arcos apuntados de estilo gótico de 16,30 metros de luz y en la parte que está orientada al mar, disponía de dos escaleras que servían para bajar al lecho del río, que fueron restauradas unos años más tarde.

Este puente de estilo gótico estuvo adornado desde 1722 con unas esculturas bajo casalicios del mártir mozárabe Bernardo y las hermanas mártires María y Gracia patrones de Alzira, costeados por el canónigo de la Catedral don Jaime Cervera.

Los casalicios quedaron prácticamente destruidos en el asedio de los franceses y fueron definitivamente derribados en 1823 durante el asedio carlista. En 1942 se reemplazaron por las esculturas que originalmente estaban en el Puente de San José, que representan a San Luis Bertrán y a Santo Tomás de Villanueva.

Según Carpena, «estas dos obras han sufrido un largo peregrinaje antes de recibir su ubicación definitiva. Fueron encargadas al escultor barroco de origen italiano Giacomo Ponzanelli entre los años 1693 y 1694. No obstante, estas dos obras estuvieron emplazadas en otro puente de la ciudad, el de San José, hasta que en 1906 fueron retiradas y trasladadas al Museo de Bellas Artes de Valencia,donde permanecieron hasta 1942, año en el que se ubicaron en su emplazamiento actual».

El historiador destaca que, «podemos ver así como la decoración escultórica que caracteriza el Puente de la Trinidad ocupó durante muchísimos años otro conocido puente de la ciudad, y que ha sustituido las esculturas originales de la Trinidad, que fueron seriamente dañadas durante la Guerra del Francés y finalmente retiradas hacia el año 1823».