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paula moreno
Martes, 27 de julio 2021, 00:45
Entre las montañas escarpadas de la Marina Alta, hay multitud de valles en los que se esconden parajes naturales como cuevas, barrancos y simas. A los pies de una de estas montañas se encuentra la Vall d'Ebo, un municipio de 218 habitantes. El mayor atractivo de esta zona es el paisaje que la rodea, como el Barranco del Infierno, la fuente de la Serra o las numerosas simas cercanas a esta localidad.
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Esta localidad tiene su origen en la unificación de las dos alquerías que quedaron tras la expulsión de los moriscos, quienes habitaban esta zona. No obstante, se han encontrado restos históricos que demuestran que hubo asentamientos en el 15.000 a.C., como las pinturas rupestres de la Cova Fosca, un santuario paleolítico que representa la muestra de arte rupestre más antigua de la provincia de Alicante.
Desafortunadamente, ahora la cueva se halla cerrada por vandalismo. No obstante, una que sí que se puede visitar es el santuario neolítico del Pla de Petrarcos, ubicado en el municipio cercano de Castell de Castells. Este yacimiento está considerado Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad, y es de acceso gratuito. Otro punto de interés es la cueva del Rull, descubierta por un vecino en 1919. Posee valores geológicos destacados como estalactitas y estalagmitas, los cuales se pueden observar durante una visita guiada, única manera de acceder a la cueva.
También existen diversas simas más conocidas por su nombre en valenciano, «avencs». Un ejemplo es el Avenc Estret, la segunda más vertical de toda la Comunitat Valenciana, y la más estrecha y honda de la zona. Su enorme entrada alcanza una anchura de 15 metros Con una profundidad de 142 metros, es necesario tener una buena forma física y material para espeleología.
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Otra sima cercana y también conocida es el Avenc Ample, al sudeste del anterior mencionado. Su entrada es de 25 metros de diámetro, y ha sido usada por grupos de espeleología valencianos para practicar este deporte. No obstante, según advierte la alcaldesa de Vall d'Ebo, Leonor Jiménez, «solo puede descender gente especializada y con permiso», por lo que el visitante con menos experiencia deberá conformarse con acercarse a la boca de estas grutas a través de las rutas senderistas.
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Los siete senderos que parten de este municipio suman un total de 48 kilómetros. Hay desde sendas fáciles y cortas que todo el mundo puede recorrer, como la Travessia del Masset, a sendas complicadas sin señalización, como la alta ruta del Barranco del Infierno. Hay diversas rutas senderistas que pasan por estas simas.
Para el senderista sin experiencia, la mejor opción es la ruta circular que parte de Ebo y llega al refugio La Figuereta, durante la cual se pasa al borde del Avenc Ample. La distancia es de ocho kilómetros, sin grandes desniveles, y desde el refugio se puede contemplar una panorámica de todo el valle. Además, está equipado con una fuente, merendero, cocina y habitaciones con literas.
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La zona también destaca por la gran presencia de fuentes y manantiales, y para visitarlas se puede hacer la Senda dels Tolls, la más popular según Jiménez. Con sus seis kilómetros de distancia, es una ruta para todo tipo de senderistas. Al salir de Vall d'Ebo, en dirección a la zona de acampada, el senderista podrá encontrar un lavadero del siglo XVIII, la fuente potable de Serra. Más adelante, llegará al antiguo poblado morisco de Serra. Al atravesar el río Ebo, llegará a las pozas del río Ebo, conocidas como Els Tolls, charcos y cascadas de agua transparente que se llenan después de lluvias fuertes.
Otra manera de conocer Vall d'Ebo es a través de su gastronomía, compuesta por platos típicos de la Marina. Lo más típico con los minxos, un pan plano que se rellena con diferentes ingredientes según la receta, como tomate y cebolla, anchoas, acelgas, col o ajo. Las cocas también son muy comunes de esta zona, como la coqueta escaldá, una masa de pan fina a la que se añade tomate, pimientos, anchoas y panceta.
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Para alojarse en Vall d'Ebo, el visitante tiene varias opciones. Puede ir a una casa rural, a un hotel o acampar, pidiendo permiso antes. «Cualquier época del año es buena para visitar, porque hace buena temperatura», explica Jiménez. Y es que cualquier momento es bueno para lanzarse a explorar esta parte de la Comunitat Valenciana tan llena de patrimonio histórico y natural.
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