Otoño en el balneario de Manzanera. LP
Rutas turísticas

Sierras de Gúdar y Javalambre, el otoño en Teruel

Naturaleza, cultura y gastronomía convierten a esta comarca en el destino ideal

Chema Ferrer

Valencia

Viernes, 20 de septiembre 2024, 07:55

Es tiempo de otoño, y estas alturas de la Comarca de Gúdar-Javalambre, limítrofes a las provincias de Castellón y Valencia, son una elección inmejorable para disfrutar de unos paisajes extraordinarios en esta estación del año, y sobre todo porque sus bosques se transforman en un espectáculo mágico por la bella paleta de colores que adquieren. Las alturas del pico de Javalambre (2.020 m.) en la sierra que lleva su nombre y las del Peñarroya (2.028 m.) en la Sierra de Gúdar, proporcionan a ambas unas panorámicas que solo se pueden disfrutar en este tiempo. Un entorno natural de tan alto valor ecológico viene parejo a la pureza de su aire y la nula contaminación lumínica, lo que convierte a sus noches estrelladas una oportunidad única para la observación de su firmamento. Prueba de la calidad de sus cielos son las instalaciones del Pico del Buitre en las alturas de Javalambre, uno de los observatorios astrofísicos más importantes de España.

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Cae la noche en Alcalá de la Selva. LP

Un viaje en el tiempo

Los pueblos de ambas sierras conservan un interesante patrimonio arquitectónico, tanto por la monumentalidad de castillos e iglesias, como por la arquitectura tradicional de las masías o la popular de sus históricos trazados de calles y plazas; todo ello inserto en los pintorescos emplazamientos donde se ubican. Afortunadamente, el desarrollismo del último cuarto del siglo XX no afectó apenas a la estructura original de los cascos urbanos de sus localidades, conservando sus piedras nobles y el sabor de otros tiempos. Por otro lado, las restauraciones de edificios públicos y privados, además de los considerados como patrimonio a proteger, han sido llevadas adelante con meticulosidad y respeto al entorno arquitectónico al que pertenecían. Un paseo por la señorial Rubielos de Mora sería la mejor muestra de todo el esfuerzo realizado.

En esta tierra, la herencia histórica no solo se lee en libros enjundiosos y en la arquitectura, las tradiciones festivas de las dos sierras son el reflejo vivo de costumbres ancestrales, un atractivo indudable para el viajero que arriba a estas tierras turolenses. Todos los pueblos de su geografía han conservado sus expresiones festivas populares y religiosas conformando un calendario muy sugerente que puede disfrutarse a lo largo de todo el año. Destacamos de este las celebraciones de la festividad del Pilar, las tamborradas de Semana Santa y sus festejos religiosos como los de Sarrión, la festividad de San Miguel en Mora de Rubielos, el mercado medieval de Rubielos de Mora y, cómo no, las conmemoraciones celebradas en torno al Santuario de la Virgen de la Vega. Casi todas ellas aderezadas con el tradicional toro embolado.

Pero nada es casual. Gúdar-Javalambre mantiene una tradición de destino turístico centenaria, sus balnearios y aguas termales, los veranos frescos y amables, y la posibilidad de la práctica de los deportes de montaña y de invierno propiciaron que su hostelería se desarrollara de manera progresiva para recibir al viajero y al turista, y además con unos estándares de calidad reconocidos: hoteles, albergues, apartamentos turísticos, casas de turismo rural, restaurantes…, un amplio abanico de posibilidades donde elegir.

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Galáctica en Arcos de las Salinas. LP

Cumbres y valles alpinos

Otoño es el momento propicio para descubrir y disfrutar de la Comarca Gúdar-Javalambre. En el camino que conduce a al pico Peñarroya recalamos en una de las principales poblaciones de la Sierra de Gúdar, Mora de Rubielos. De ella cabe destacar su imponente castillo gótico y la colegiata aneja, que son patrimonio nacional, su trazado medieval, la sugerente oferta gastronómica de sus restaurantes y en los últimos tiempos, la posibilidad de dedicar un tiempo a las compras, ya que han abierto sus puertas un ramillete muy variopinto de comercios conocidos popularmente como «outlet» que no hacen sino sumar más atractivos a su visita. Pero la ruta hacia la cumbre del Peñarroya, lugar donde se encuentra la Estación de Esquí de Valdelinares, parte también desde Rubielos de Mora. La visita a esta villa es del todo imprescindible, su monumentalidad, el estado de conservación en el que se encuentra y por su adscripción al selecto registro internacional de Slow Cities, cosa que dice mucho de ella. De allí se asciende por carreteras rodeadas de paisajes virginales de densos bosques de carrascas, sabinares y el exclusivo pino moro; las pintorescas Puertomingalvo y Mosqueruela, con su importante patrimonio micológico; con Nogueruelas, Linares de Mora hasta llegar a Valdelinares, uno de los pueblos habitados más altos de España. La otra vía es salir de Mora de Rubielos y llegar a Alcalá de la Selva, en el pintoresco valle alpino donde se encuentra el Santuario de la Virgen de la Vega, otro lugar de visita obligada y en el que hallaremos una oferta hostelera de calidad que se complementa con la villa de Gúdar, encarmada sobre un espolón pétreo.

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La cumbre nevada del pico Javalambre enfrenta a la Sierra de Gúdar y entre ellas discurre la autovía Mudéjar que parte desde Sagunto y termina cuando en el horizonte despunta el Pirineo. Javalambre se enseñorea sobre los pintorescos municipios que se halan a sus pies. De hecho sus alturas son observatorios privilegiados del firmamento nocturno, allí abrió sus puertas Galáctica, en Arcos de las Salinas. En uno de sus vallles recoletos se encuentra Manzanera, con los parajes naturales de la Agujas de las Ahambra, las riberas de los ríos Paraíso y los Olmos, además de sus históricas fuentes termales y balneario. Sarrión, capital española de la trufa y lugar donde a principios de diciembre se celebra la principal feria de este hongo tan apreciado. Más adelante, en la carretera que sube a la estación de esquí, se halla la histórica Puebla de Valverde, otro lugar donde poder disfrutar de la gastronomía tradicional de estas tierras. La ascensión a la cumbre y a las instalaciones invernales tiene su campamento base en la localidad de Camarena de la Sierra, donde una sugerente oferta hostelera lo convierte en el lugar ideal para pernoctar. Algo a tener en cuenta de las estaciones de Nieve de Teruel, es que las condiciones de baja humedad y frío permiten que la calidad de la nieve de Javalambre y Valdelinares sea una constante a lo largo de la temporada, garantizando la apertura continuada de las instalaciones gracias a sus modernas instalaciones de innivación.

Cocina de la trufa en Hotel Los Leones. LP

Un capítulo gastronómico de altura

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La gastronomía es uno de los aspectos a destacar de la comarca Gúdar-Javalambre. Antes de entrar en el capítulo de su recetario, cabe destacar la actividad agraria y ganadera nativa. De ella destaca la producción de la exquisita trufa negra, así como del Jamón de Teruel o del Ternasco de Aragón, pero son muchos también los productos originales a tener en cuenta de las comarcas vecinas, como los melocotones de Calanda, los vinos del Matarraña, el preciado aceite de oliva del Bajo Aragón, la patata de Cella…, la lista es larga.

Creatividad culinaria en hotel La Trufa Negra. LP

Así, de sus fogones salen ollas y calderos reconfortantes que abren boca sobre los manteles, garbanzos y alubias, verduras y hortalizas, y siempre bien acompañados de alguna carne hacen que el primer cubierto en enarbolar sea la cuchara. Indispensables las sopas de ajo, borrajas, las migas y gachas, estas últimas siempre presentes en épocas como la matanza. Y del cerdo hasta los andares…, la calidad de de sus carnes en Teruel es extraordinaria y la palabra jamón se escribe con mayúscula en esta tierra, ya que sus perniles están amparados bajo la denominación de origen Jamón de Teruel y tienen en estas alturas uno de sus santuarios. Ternascos de Aragón al horno, carnes trufadas, cortes de vacuno procedentes de las terneras rubias que pacen libremente en los pastos de las sierras, carnes de caza, y sin olvidar los postres y la repostería, que en la última década han ido recuperando antiguos recetarios adaptándolos a los gustos y técnicas modernas.

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