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CHEMA FERRER
Jueves, 2 de enero 2025, 23:55
Las tradiciones llevan aparejadas normalmente el ser señeras de lo mejor que ha pasado o se ha hecho en cada momento. En el capítulo de la repostería, y concretamente la valenciana aprovechamos este tiempo de Navidad para poner en valor un dulce tradicional valenciano, la casca de Reyes.
Un dulce de origen morisco, trasladado a las costumbres cristianas, y de ello dan fe los escritos de los valencianos Roig de Corella o Ruperto de Nola, este último en su recetario publicado a principios del siglo XVI. Con el tiempo, la casca acabó acompañando la festividad de la Epifanía, convirtiéndose en regalo para los más pequeños de la casa. Esta tradición se consolidó durante el siglo XIX, época en la que comenzó a vincularse la festividad de los Reyes Magos con un día para que los más pequeños de la casa disfrutaran con algún juguete y en el que los dulces eran una parte importante.
La costumbre de la casca de Reyes fue dejada de lado hace ya más de cuarenta años por otra tradición repostera venida del sur de Francia, el roscón de Reyes. Las cascas pueden adoptar la forma de un gran anillo o si este está abierto una forma serpentiforme, incluso ésta se decora como tal o en ocasiones imitando a una anguila. Fundamentalmente, se trata de una masa de mazapán rellena de pasta cocida y endulzada de boniato, yema o calabaza y que una vez conformada se pasa al horno.
La tradición era que los padrinos se encargaran de proveer a sus ahijados del dulce, como sucede con las monas de Pascua. La Noche de Reyes, los niños dejaban cazalla o mistela, agua, algarrobas y alguna naranja para que los reyes y sus monturas tomaran algún refrigerio.
Al día siguiente, los más pequeños de la casa encontraban la casca en su lugar acompañando los juguetes. Los niños recitaban antes de irse a dormir y en vernácula valenciana: «Senyor Rei, jo ja estic ací, porteume casques per a mi, les garrofes i la palla per al seu rossí».
No obstante, cabe destacar que el origen del roscón de Reyes castellano, de la couronne des Rois occitana o de la casca valenciana está directamente relacionado con las saturnalias romanas. Estas celebraciones estaban dedicadas al dios Saturno con el fin de celebrar el aumento de las horas de luz posteriores al solsticio de invierno.
Durante estas ceremonias, se rellenaban bizcochos con forma redondeada de higos, dátiles, frutos secos y miel. Luego se servía entre los amos y los esclavos, pero dentro del pastel se había introducido un haba, y aquel que tenía la fortuna de que en su porción apareciera era nombrado rey por un día.
En toda Francia arraigó con fuerza, siguiendo las costumbres orgiásticas de los romanos, en París todavía se recuerda la Epifanía del año 1975, cuando una inmensa galette des rois, de un metro de diámetro ingresó al Elíseo ofrecida por panaderos y pasteleros al presidente de la República. En España fueron más las regiones mediterráneas, imponiéndose paulatinamente en Castilla tras la llegada de los Borbones en el siglo XVIII.
La casca valenciana estuvo siempre presente, desde los romanos. Y principal e importante: la rosca es de mazapán, a diferencia del roscón elaborado con una masa abizcochada aromatizada con agua de azahar y bien relleno o cubierto de fruta escarchada.
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