El contestador | Episodio 4
Lo bueno de trabajar en agosto
Transcripción
Contestador: Hola, en estos momentos no estamos en casa. Pero si quieres dejarnos un mensaje, lo escucharemos al volver de vacaciones. No te enrolles mucho, que esto no es un podcast.
Marta: Hola. ¿No me dijiste que te ibas de vacaciones unas semanas? O yo llevo mal la cuenta o esto está siendo eterno. Joder, vuelve ya, que necesito a alguien con quien rajar de todo lo que está pasando. Cuando llegues a casa vas a flipar, porque igual ni siquiera te acuerdas de que tienes contestador. Si eso pasa, nunca escucharás los mensajes que te estoy dejando. Pero si te da por revisarlo…
Si no te avisaré yo, vas a alucinar con los audios que te he dejado. Si los juntas todos igual te puedes montar un podcast… que está muy de moda.
Pero bueno, ahora se lleva mucho contarse la vida en audios de whatsapp. A mí no me gustan mucho, la verdad. Sobre todo porque no siempre puedo escucharlos cuando hay gente delante. Pero otras veces es que directamente no me apetece. Pero bueno, yo en realidad te estoy haciendo un resumen de lo que están siendo estas semanas para mí, que así luego, cuando aterrices, tengo menos que resumir.
Te llamo de camino a comprar unas cosas para mis vacaciones. Esta es mi última semana de trabajo y ya la que viene recojo los trastos y me piro. Voy andando por la calle y entre el calor que hace y que está media Valencia de vacaciones, parece que estoy en la peli aquella de Amenábar que la ciudad estaba vacía. Hay poca gente, la verdad. Dicen que cada vez se nota menos el efecto agosto, pero yo no estoy de acuerdo.
Agosto es de siempre el mes de las vacaciones. Era antes el mes que cerraban algunas fábricas porque paraban la producción y el mes completo que tenían los profes. Ahora ha quedado un poco desdibujado. O eso creo yo. Porque ahora hay personas que eligen casi cualquier quincena. Sobre todo los que quieren aprovecha los días libres para viajar. Ahí entonces, mejor no tener las vacaciones en este mes, porque está todo caro, hay más gente y yo al menos lo disfruto menos. Pero por otro lado, trabajando en un periódico, es un gran mes para huir, porque hay menos actividad, menos noticias y las que hay, son casi siempre castatróficas. Hay que echarle mucha imaginación a trabajar en agosto.
Ay, espera un segundo, que se está parpadeando el semáforo y quiero que me dé tiempo a cruzar.
Hale, me acabo de pegar una carrerita que me va a pasar factura, porque con este calor, ahora me pondré a sudar.
Bueno, no sé qué te estaba diciendo… se me va la cabeza muchísimo ya.
Ah sí, que agosto es un mes raro para veranear. Eso. Es más caro y tal. Además, en los últimos años, esta segunda quincena está llena de tormentas de verano que te fastidian la playa.
Pero vamos, a mí ha llegado un punto en el que ya me da igual qué mes coger. Lo importante es librar. Y el reparto de vacaciones en cualquier oficina es un momento de tensión. Yo este año me voy a finales de mes. Ahí casi nunca hay problema, porque casi nadie quiere irse en septiembre. Se hace pesado, pero luego descansas un montón. Y si eres como nosotros y te gusta volar lejos, los precios son mejores y hay destinos en los que el calor ha dejado de apretar tanto. Nosotros, directamente, nos vamos al invierno, que nos apetece dormir tapados.
Pero bueno, estar en la ciudad en agosto también tiene sus cosas buenas. Una de las mejores es que hay mucho menos tráfico. Tanto si eres peatón como conductor. Si vas andando, o en transporte público, se nota que hay menos coches. Incluso si dejas la ventana algo abierta alguna noche se escucha menos devenir por las avenidas. Y si eres conductor, porque se puede aparcar sin problema en cualquier sitio al que vas. A pelo, nada de parkings. Llegas a cualquier lado y hay sitio. Pero vamos, que yo el cochismo ya sabes que me lo he dejado.
Otra cosa que me gusta de estar en Valencia en agosto es que se puede ir a cenar por ahí sin tener reserva. Hay menos sitios abiertos, eso es verdad, porque también se cogen vacaciones, pero los que hay, están más tranquilos. Y eso me encanta. Poder improvisar planes. No sé, ir a una terraza a tomar una cerveza y acabar picando algo… O salir del cine, donde por cierto, tampoco hay nadie, y estirar la noche con un helado o con una horchata. Eso me hace tener sensación de verano. Porque como estoy aún trabajando y la playa no la piso, pues así parece que me preparo para las vacaciones.
Pero vamos, que aunque te acabe de contar todas estas bondades de agosto, la realidad es que es un mespara veranear. Yo de pequeña nunca iba a la playa en agosto, que es muy caro, pero la piscina la hacía polvo. Pero siempre he tenido un trauma con este mes, porque como es el de mi cumple, siempre lo asocio a no poder celebrar mi cumpleaños cuando era pequeña. Es que no sabes lo que es haber ido a todos los cumpleaños de los niños de tu clase, haber pagado el impuesto revolucionario de llevarles su regalo y que cuando luego es el tuyo, llamas para invitar y me pasa como contigo… que salta el contestador. Ni cumpleaños ni leches. Acabas sin fiesta.
Así de desgraciados hemos sido los LEO. Porque esa es otra. Mi amiga Azahara, que sabe mucho de signos del zodiaco, siempre me dice que para los que somos leo, no poder celebrar el cumple es como una venganza de los astros. Porque somos un signo de fuego, somos muy dominantes y nos gusta ser el centro de atención. Así que imagina no poder serlo el día de tu cumpleaños. A mí eso me da un poco igual, pero vamos, tengo ahí la espina clavada. Y una lista de regalos que nunca tuve.
En fin, para fuego el que está echando ahora mismo el asfalto. O me voy ya de vacaciones o me va a dar un apechusque. Pero en el trabajo ya me llaman la lavadoras…. porque me quedan horas.
Bueno, que la semana que viene si necesitáis que os vaya a buscar al aeropuerto me lo dices, que así voy entrenando para irme yo. Ah y recuerda que no has estado en mi cumple… por si te quieres resarcir con un regalito…. jajaja
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