J. C. F.
Martes, 18 de noviembre 2014, 00:03
Viajar hasta Alicante para asistir a cualquier acto institucional comienza a suponer un engorro para Alberto Fabra. Coincidir con la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, a la que el partido ya le ha confirmado que no repetirá como candidata por su doble imputación judicial, se ha convertido en una foto incómoda. Para Génova, como quedó demostrado con motivo de la reciente visita de Mariano Rajoy -a la que la alcaldesa no acudió-, y ahora también para el Palau de la Generalitat.
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El de ayer era uno de esos actos institucionales a los que había que acudir: la inauguración de la ampliación de la sede de la OAMI, la oficina de patentes y marcas de la UE instalada en Alicante. De hecho, lo razonable habría sido que algún miembro del Ejecutivo central hubiera hecho acto de presencia -cosa que no ocurrió-. El presidente de la Generalitat acudió a la cita, como no podía ser de otra forma. Pero lo hizo con cierta intriga. El acto propiamente dicho, el corte de cinta de las nuevas instalaciones, se realizó pocos minutos después de las 11 de la mañana. Junto a los responsables de la OAMI, con su presidente a la cabeza, Antonio Campinos, la alcaldesa de la ciudad, Sonia Castedo, el delegado del Gobierno, Serafín Castellano, y la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, entre otros.
¿Y Fabra? El presidente de la Generalitat no acudió a ese acto. Su llegada se produjo bastantes minutos después, cuando ya habían arrancado en el auditorio del edificio los discursos de las autoridades -intervenía en ese momento el presidente de la OAMI-. El hecho propició que el jefe del Consell evitara las fotos con la alcaldesa al menos en el protocolario corte de cinta. Fabra, aseguran algunos de los asistentes al acto, entró en la sala con el acto (en el que debía tomar la palabra) ya empezado.
Con todo, el retraso no impidió las fotos. Al término de los discursos Castedo y Fabra coincidieron e intercambiaron algún comentario. Era su primer acto conjunto desde que la dirección nacional del PP, a través de su secretaria general, Dolores de Cospedal, confirmara que Castedo no volvería a optar a la alcaldía como cartel electoral de los populares.
Pese a esa circunstancia, y a que ha sido la insistencia de Fabra la que ha propiciado que Madrid marcara distancias con Castedo, la alcaldesa sigue sosteniendo su tesis de que las acusaciones que pesan sobre ella no suponen en ningún caso atribución de delito alguno que suponga un enriquecimiento personal.
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La alcaldesa, quizá con voluntad de quitarse del foco para tratar de asegurar al menos que continuará en el cargo hasta el final de la legislatura, puso el mejor de sus gestos cuando los medios de comunicación le preguntaron por su relación con Fabra. Castedo aseguró que es «como siempre, muy buena» y «muy respetuosa» y aseguró que sigue trabajando «con las mismas ganas y con la misma ilusión, tal vez porque no hay nadie que haya conseguido quitármela».
Por su parte, Fabra cerró el acto de la inauguración con un discurso en el que puso de manifiesto que la OAMI genera 184 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) de Alicante y 2.700 puestos de trabajo directos e indirectos. «Es la principal empresa de la provincia de Alicante», proclamó para cerrar el acto.
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Tras los discursos, la alcaldesa abandonó las instalaciones. Fabra todavía tardó un poco más en marcharse.
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