Secciones
Servicios
Destacamos
Íñigo domínguez / Agencias
Domingo, 25 de enero 2015, 09:43
Que gana Alexis Tsipras nadie parece dudarlo, la cuestión ya es cómo. Si se confirman los sondeos, en las elecciones de hoy en Grecia vencerá el partido de izquierda Syriza, pero el interés se centra en saber si logrará la mayoría absoluta, una meta difícil, y en ese caso, el escenario más probable, en cómo podría formar gobierno. Suponiendo que el conservador Nueva Democracia (ND) quede segundo, es aquí donde entra en juego el tercer partido, y luego el cuarto y el resto de la fila. Ahí deberá pescar Tsipras un socio que le permita armar un Ejecutivo con garantías.
Tsipras, tras depositar su voto en un colegio electoral en un barrio popular de Atenas, ha afirmado que el pueblo griego "va a recobrar la dignidad", insistiendo en que el futuro de Europa "no está en la austeridad, sino en la dignidad y la cohesión". El líder de Syriza ha comentado que hoy los griegos decidirán si continúan "con la política fracasada, con nuevos recortes a las pensiones, con desahucios, con despidos... o si reivindican en Europa su dignidad y el derecho de ser un socio igual a los demás".
"El dilema de las elecciones es más claro que nunca. Hoy decidimos si mañana vuelve la troika para aplicar las promesas de Samarás de nuevas reducciones a las pensiones y a los salarios, incrementos de los impuestos, el inicio de los desahucios y la continuación de la política de austeridad desastrosa, o si mañana nuestro país reivindicará con seguridad en Europa todo lo que merece el pueblo: una vida con dignidad y con cohesión social", ha manifestado.
Los últimos sondeos le daban una ventaja de entre cinco y diez puntos sobre ND, pero se quedaría al borde de la mayoría absoluta, que se logra en torno al 37%. Depende de cuánto se aglutine el voto en las grandes formaciones y de cuántos partidos entren en el Parlamento. Sería en todo caso un resultado enorme para un partido que en 2009 estaba en el 4,6% y en 2012 se disparó al 26,9%. Pero debe recordarse que en las europeas no mejoró y las encuestas siempre le han sobrevalorado. Suele vivir en un efecto de euforia previa general que al final no se corresponde con la realidad, porque el miedo no se confiesa en las encuestas, y menos el voto a Samaras.
Cuanto más fuerte sea Tsipras, mejor podrá negociar con los acreedores y socios europeos, la terrorífica tarea que le esperaría el lunes. La Troika, formada por Comisión europea, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI), espera a saber quién tendrá delante. Si realmente se cree lo que dice en la campaña, a Tsipras le iría mejor solo. Por eso ha machacado hasta el último momento, y ayer lo volvió a hacer, que necesita un «mandato claro para tener las manos libres». «El plan B de la Troika es que Syriza no saque la mayoría absoluta para que sea vea obligada a gobernar con los propagandistas que defienden sus posturas», advirtió. Aseguró que, si es primer ministro, quiere cerrar un acuerdo con la UE antes de julio. Reconoce los compromisos con las instituciones europeas, pero no con la Troika y, por tanto, no quiere saber nada de lo firmado por el Ejecutivo actual de Antonis Samaras, de ND.
Quizá sería mejor para Tsipras tener un socio al que acusar de ser el motivo de las concesiones que sin duda deberá hacer, porque en solitario no tendrá excusas para no cumplir sus promesas. Si debe buscarse un aliado quien tiene más opciones es el partido liberal y europeísta To Potami (El Río), del popular periodista televisivo Stavros Theodorakis, de 51 años. Se forjó fama de íntegro y batallador con sus programas de investigación, y le arropa un grupo de intelectuales y personalidades reformistas de centro. Salió de la nada en marzo y dos meses después obtuvo en las europeas un 6,6%. Fue la sorpresa.
La formación bisagra
Para las elecciones generales lo han visto muy claro: han apostado descaradamente por ser el partido bisagra, el que necesitará Tsipras para gobernar. Los carteles de To Potami dicen directamente «Tercera fuerza» y la palabra que más repiten es «cambio». También ellos son nuevos, ajenos a la clase política tradicional, pero ofrecen un perfil moderado que muchos votantes preocupados pueden preferir para ablandar el programa de Syriza. En el partido de Tsipras, obviamente, les odian en voz baja, pero se van haciendo a la idea de que quizá al final deberán entenderse.
Con el otro posible tercer clasificado, el partido neonazi Alba Dorada, se añade un matiz importante: si al final logran esa plaza, como de hecho ocurrió en los recientes comicios europeos, eso les daría derecho a entrar en los rituales de formación de Gobierno. Es decir, si ni el primer partido en las urnas, y tampoco el segundo, consiguen una mayoría el presidente de la república, Karolos Papoulias, no tendría más remedio, por ley, que encargar el intento al líder neonazi Nikos Michaloliakos. Que está en prisión desde septiembre de 2013, como el resto de la cúpula del partido, acusados de formar una organización criminal tras el asesinato de un rapero de izquierda.
Al pobre Papoulias, de 85 años, partisano en su juventud durante la ocupación alemana, tener que recibir con todos los honores a una tropa de neonazis le puede costar un ictus. En las elecciones europeas alcanzaron un 9,4%, 536.000 votos, cien mil más que en las generales de junio de 2012. Los comicios europeos suelen ser poco extrapolables, pero la gran pregunta es si romperán su techo. Los sondeos, en su caso, siempre les dan menos votos de los que luego obtienen.
Siete de los dirigentes de Alba Dorada están en prisión, y tres en arresto domiciliario, con la acusación de formar una organización criminal. Al margen de que no hay fecha para el juicio y cuando pasen 18 meses, en primavera, quedarán en libertad, está por ver si la cárcel ha podido alimentar el victimismo entre su electorado. Por otro lado, lo cierto es que la detención les cortó de raíz el protagonismo, porque hasta entonces ocupaban la escena cada día. Montaban números en el Parlamento y había palizas a inmigrantes. Esa presencia mediática les hacía mucha publicidad. La gente sabía que podía recurrir a ellos como servicio de orden, o para resolver problemas. Y funcionaban. Quien tenía inquilinos extranjeros en un piso que no se querían ir les llamaba y estos matones se los desalojaban en cinco minutos.
Obviamente Syriza ni se plantea una alianza con Alba Dorada, pero si son terceros Tsipras deberá bajar a buscar apoyos hasta los últimos partidos de la tabla y se irán reduciendo sus opciones de sumar escaños. En 2012 ya salió un cuadro complejo que obligó a repetir las elecciones al mes siguiente. No hay que descartar nada.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Marc Anthony actuará en Simancas el 18 de julio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.