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burguera / f. ricós
Viernes, 20 de febrero 2015, 11:31
El año nuevo chino, Año de la Cabra, arrancó ayer y quizá por ello el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, escenificó sus buenos propósitos en Les Corts, donde reapareció después de dos meses de ausencia. Año nuevo, vida nueva. Acudió Rus a la sesión de control del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, que también hacía cerca de un mes que no pisaba la Cámara autonómica.
Abandonaron el hemiciclo valenciano los dos juntos, algo totalmente inusual y nada fortuito. En la política no se deja espacio a la casualidad, y esa negativa a dejar cabos sueltos también explica que, con motivo de la salida conjunta del líder autonómico y provincial del PP valenciano, los dos acabasen acordando participar en el acto que minutos después se celebró en la Diputación de Valencia.
Fuentes vinculadas a la Generalitat confirmaron que no estaba previsto que Fabra acudiese al acto en casa de Rus, una presencia que desde presidencia de la Generalitat se dio a conocer inmediatamente a través de las redes sociales.
Entre los diputados populares no pasó inadvertida la sintonía surgida entre Fabra y Rus, un encuentro tras varios desencuentros similar al producido en la sede del Génova entre el presidente de la Generalitat y el Ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Esta concentración de fuerzas populares que durante meses han permanecido disgregadas se interpretó en las filas del PP en Les Corts como una prueba de que el debate sobre la candidatura autonómica está definitivamente cerrado y que Fabra y Rus escenificaron ayer la firma de la paz.
El tono beligerante del propio Fabra durante la sesión de control se apuntó como otra señal de que se siente el cabeza de lista del PP en las próximas elecciones, y que el anuncio es ya una cuestión de tiempo más allá de cualquier otro tipo de circunstancia. También lo entiende así la oposición. Tanto el síndic del PSPV, Antonio Torres, como el de Compromís, Enric Morera, dieron por hecho la presencia de Fabra al frente de la lista electoral del PP. En el caso del socialista al vaticinar que la ciudadanía le va a echar, mientras que el nacionalista comentó que a su grupo le gustaría que Fabra «fuera candidato del PP» y que los valencianos «pudieran votarlo» en primarias, y no «fuera designado a dedo desde Madrid».
El presidente de la Generalitat ironizó agradeciendo que diesen por hecha su candidatura y sobre Morera lamentó no poder situarse a su altura porque será Mónica Oltra la que opte al puesto que ahora ocupa el presidente del PPCV.
De la Diputación a Xàtiva
En uno de los arranques de espontaneidad que le caracterizan, Rus se llevó ayer al jefe del Consell de Les Corts a la Diputación. Le ofreció un contacto directo con un centenar de participantes en la recepción Sona València per als majors de Horno de Alcedo y La Torre, que iba a tener lugar en el palacio de Batlia. Allí, Fabra destacó la «labor impagable» de la Diputación.
El pasado sábado Fabra ya participó en uno de los almuerzos comarcales que organiza Rus para mantener activado y cercano al partido. Reunió a unos 300 militantes en Llíria. Un diputado autonómico muy cercano al presidente Fabra ya destacó la afabilidad de Rus. «Ha enterrado el hacha de guerra», afirmó entre bromas y veras.
Y hoy, además, Fabra participa en Xàtiva, invitado por el alcalde, Alfonso Rus, en la inauguración del Museo de Bellas Artes de la ciudad. Ambos han multiplicado sus actos conjuntos en vísperas de la campaña electoral. Rus, que va de inauguración en inauguración, le ha ofrecido a Fabra que acuda con él a los pueblos. El miércoles de la semana pasada, además, Fabra y Rus estuvieron comiendo juntos en el palau de la Generalitat.
El único signo discordante entre ambos y con los otros dos presidente provinciales fue la designación del comité electoral regional, y según confesaron los más cercanos a Rus, a este no le importó lo más mínimo que Fabra formara su equipo. Los encuentros que ambos han mantenido desde el miércoles de la semana pasada hasta ahora han dejado atrás los desencuentros habidos desde que Fabra fue designado presidente regional del PP y de la Generalitat en julio de 2011.
Los desencuentros sonados
Rus se quedó fuera del círculo de personas a las que se les consultó la sucesión y eso no le gustó. De ahí que el caluroso 20 de julio de hace cuatro años, cuando Francisco Camps mostró al partido al alcalde de Castellón como su sucesor, el presidente de la Diputación no se deshiciera en aplausos. Aquello fue sonado. Lo mismo que cuando Fabra fue elegido en Les Corts.
El otro distanciamiento más evidente fue cuando Fabra decidió nombrar secretario general del PPCV al entonces conseller de Gobernación, Serafín Castellano, a sabiendas del antagonismo que existía y existe entre ambos. Alfonso Rus y sus fieles no votaron la legitimación de Fabra como presidente del PP en el congreso celebrado el 19 y 20 de mayo de 2012 en Alicante. El día después Fabra llamó a capítulo a Rus para reprocharle el comportamiento. A partir de ahí el alejamiento aumentó y cada gesto se interpretaba en negativo, por una y otra parte. La dirección regional tenía marcado a Rus y esperaba que Génova ajustara cuentas.
El entorno del presidente provincial del PP reprochaba a Fabra que no se emplease con mayor contundencia frente a Génova y fuese más reivindicativo ante el Gobierno de Mariano Rajoy, especialmente en materia de financiación.
El último enconamiento vino a cuento de la candidatura autonómica. Rus se negó a firmar como presidente provincial al igual que José Císcar, presidente del PP alicantino un documento que avalara a Fabra ante Génova como cabeza de cartel del PPCV a la Generalitat.
El entorno de Rus quiere poner la venda antes de la herida y no desea que se le señale como uno de los responsables ante un hipotético mal resultado del partido el 24 de mayo, como ya se intentó hacer en las europeas por parte de algunos cargos orgánicos regionales. Por eso quieren que se evidencie el apoyo de éste a Fabra. Además, aún hay que designar candidatos y elaborar las listas locales y autonómicas. Y cómo estén formadas unas y otras importan tanto a los tres presidentes provinciales como al regional.
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