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colpisa
Viernes, 13 de marzo 2015, 13:42
Un año y ocho meses. No es la pena de una condena, es el tiempo transcurrido desde que la Guardia Civil intervino el material a Jesús Blasco de Avellaneda, periodista, corresponsal de la Agencia Colpisa en Ceuta y Melilla, que ayer le fue devuelto.
Los hechos se remontan al 9 de julio de 2013. Aquel día se produjo uno de tantos saltos de inmigrantes a la valla de Melilla. Varias horas más tarde, lejos del vallado, Blasco de Avellaneda fue detenido y acusado de delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, coacciones y revelación de secretos. Alegó entonces, y mantiene ahora, que su única culpa fue ejercer su derecho a informar.
Casi dos años después, el juez Miguel Ángel García Gutiérrez, titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Melilla, le da la razón. Estima el juez que no tienen justificación posible ninguno de los presuntos delitos que se le imputaban y que daban motivo a la formación de la causa, por lo que ha decretado el sobreseimiento y archivar el caso.
En este tiempo, además, Blasco de Avellaneda, que en 2013 fue Premio de Periodismo Derechos Humanos, ha sido detenido en otras dos ocasiones, ha sufrido varias retenciones, recibido dos multas y en una ocasión, según denuncia, las fuerzas de seguridad le borraron la tarjeta de memoria de la cámara. Todos estos hechos siempre han sucedido cuando trataba de obtener información de la llegada de inmigrantes procedentes de Marruecos.
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