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D. Burguera
Lunes, 13 de abril 2015, 11:09
El juzgado de Instrucción número 18 de Valencia «ha desestimado por reiterativas las peticiones de declaraciones como testigo» de José Císcar y de su jefa de Gabinete en la investigación sobre el interrogatoirio al que Rafael Piqueras, exjefe de escoltas del presidente del Consell, Alberto Fabra, sometió a un asesor de su vicepresidente, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
El juez del caso, a través de una providencia, «ha comunicado a las partes que las diligencias necesarias ya se han practicado en su totalidad». Hasta ahora se ha escuchado el testimonio de cuatro personas, dos de ellas ajenas a la adminstración, así como un agente policial y un trabajador del gabinete de vicepresidencia.
Las mismas fuentes señalan que el responsable de la instrucción da un plazo tanto al abogado de Rafael Piqueras, exjefe de escoltas de Fabra, como a Juan Botella, asesor de Císcar, para que se pronuncien sobre el destino que debe tener la causa y para que contesten también a la petición de archivo planteada por el denunciado, el funcionario policial.
De este modo, el componente político del caso queda prácticamente desactivado al desestimar el juez del caso de hacerse una pregunta que ha recorrido tanto los pasillos de la Administración autonómica como los de Les Corts. ¿Actuó Piqueras por iniciativa propia o fue instado por alguien?
El exjefe de escoltas estaba en aquel momento al servicio de Presidencia de la Generalitat. No obstante, ninguna de las partes, ni el propio responsable de la instrucción, solicitó la comparecencia de Esther Pastor, secretaria autonómica de Organización, y que aparece en el acta notarial que realiza Botella tras el interrogatorio al que fue sometido. En dicho documento ante notario el asesor de Císcar asegura que Piqueras la menciona durante ese polémico encuentro que la fiscalía determinó que podría ser considerado un hecho constitutivo de un delito contra la integridad moral o un delito de coacciones.
Desde el primer momento, el presidente Alberto Fabra negó que el policía recibiera órdenes de algún responsable del Palau para dar con el supuesto topo. Insistió en que Piqueras actuó por su cuenta
Cuatro testigos
Durante las testificales, las dos personas ajenas a la Administración, así como el subsecretario de Presidencia, Rafael Sánchez, señalaron ante el juez que Botella, acabado su encuentro con Piqueras, mostraba signos de gran preocupación. Por su parte, el testimonio de un agente policial señala que el interrogatorio de Botella en el despacho del exjefe de escoltas, en la comisaría de la policía autonómica situada en la antigua estación del Pont de Fusta, se desarrolló con normalidad. El juez no considera necesario conocer el testimonio del vicepresidente y de su jefa de gabinete, a los cuales el asesor informó del suceso pocas horas después de producirse.
El colaborador del vicepresidente admitió a finales del año pasado que fue víctima de un interrogatorio ese mismo verano por parte de Piqueras, exjefe de seguridad del Palau, para tratar de descubrir si él era el topo o conocía la identidad de la persona que difundía información delicada a los medios de comunicación. Tras la conversación, el profesional se personó ante un notario para tener una constancia de aquel encuentro, durante el cual se sitió muy presionado. Finalmente, decidió personarse como acusación particular tras el ofrecimiento de acciones realizado por el juzgado, que recibió el caso de la fiscalía, a la cual remitió el asunto la Conselleria de Gobernación después de un informe reservado que investigó el hecho y tras el cual se decidió relevar a Piqueras de su puesto como jefe de escoltas de Fabra.
Negación de las acusaciones
Durante su comparecencia, a finales del pasado mes de enero, el exjefe de escoltas negó las acusaciones que pesan sobre él. Admitió el encuentro con Botella, pero lo definió como una conversación en la que buscaba la colaboración del asesor de Císcar para desenmascarar al filtrador del Palau. Negó que lo acusara de ser el topo. Rechazó las coacciones o amenazas para obtener información. Simplemente eligió a Botella porque lleva mucho tiempo trabajando en la Generalitat (a lo largo de diferentes legislaturas y en diferentes puestos) y aseguró que pensó que le podía suministrar información válida. En este sentido, durante el pasado 9 dOctubre, fuentes vinculadas a Presidencia afirmaron que las pesquisas del exjefe de escoltas iban por buen camino y pronto se sabría quién fue el denominado topo, algo que a día de hoy sigue sin conocerse.
Piqueras, a lo largo de su declaración, manifestó haberse sentido perjudicado e indignado por las consecuencias de todo este asunto, ya que fue apartado de sus responsabilidades como jefe de seguridad del Palau tras conocerse algunos detalles de la particular entrevista.
El imputado se negó a contestar a las preguntas de la acusación particular, lo que permitió evitar que se le planteara una de las cuestiones clave en todo este asunto: si actuó por orden de algún responsable policial o político.
El agente negó la veracidad de las expresiones que denunció Botella.»Tú debes decirme lo que sepas y tu grado de implicación en los hechos (...). Pero no mientas, por favor, porque, si no, no sales hoy de aquí», consta en la denuncia del fiscal. «Bárcenas también decía que era inocente» o «la gente se ablanda en el calabozo» fueron las supuestas perlas del agente de Policía Nacional. «Ten claro que con una sola llamada te quedas sin trabajo», le dijo para buscar la colaboración del jefe de prensa de Císcar.
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