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El nuevo presidente provincial del PP de Valencia, Vicente Betoret.
Betoret llega para quedarse

Betoret llega para quedarse

El nuevo barón del PP de Valencia se perfila como la opción más cómoda para optar a presidir la Diputación si se logra mayoría tras el 24-M

J. C. Ferriol

Domingo, 10 de mayo 2015, 20:01

El congreso del PP celebrado en Alicante y que eligió a Alberto Fabra en mayo de 2012 presidente del PP valenciano sirvió, entre otras cosas, para comprobar el nivel de cohesión interna de los seguidores de Alfonso Rus.

Por aquel entonces, el presidente provincial del PP de Valencia ya pasaba por ser el referente crítico más destacado con el liderazgo de Fabra, junto con Rita Barberá. El presidente regional acudió a aquella cita con el objetivo claro de salir elegido con un porcentaje amplio de apoyos. Y para lograrlo no dudó en lanzar una OPA hostil sobre algunos de los referentes más señalados del rusismo. Máximo Caturla, protagonista de muchas de las grabaciones que Marcos Benavent realizó y que han acabado con la carrera política del barón provincial, fue uno de los que aceptó la oferta de Fabra y se incorporó a su dirección regional. Vicente Ibor y Carmen Jávega siguieron el mismo camino.

¿Y Vicente Betoret? Durante aquellos días de mayo de 2012, este karateka -cinturón negro primer dan- metido a alcalde de Vilamarxant, deshojó la margarita de abandonar o no a su padrino político, Rus, para abrazar la nueva causa de Fabra. Hubiera sido un golpe mortal para el alcalde de Xàtiva, en términos políticos, que el entonces secretario general del PP provincial hubiera desoído a su mentor para fichar por el equipo de Fabra. Betoret dudó, pero al final optó por mantenerse al lado de Rus.

Vía intermedia

De aquella decisión in extremis, adoptada en uno de esos pasillos amplios del Auditorio de la Diputación de Alicante, Betoret salió razonablemente bien frente a Rus -que le acabó perdonando el amago de divorcio y le volvió a situar como su número dos en el siguiente congreso provincial-, pero todavía mejor a los ojos de Fabra. El presidente regional vio en el secretario general de Rus a un hombre con el que se podía hablar, muchísimo menos vehemente que el de Xàtiva, con el que llegado el caso habría posibilidades de entenderse. En definitiva, una vía intermedia para tratar de atraerse hacia sí al hasta ese momento incontrolable PP de la provincia de Valencia.

La caída de Rus ha convertido a Betoret en presidente provincial, después de que Fabra descartara los cantos de sirena para que nombrara una comisión gestora. Ayer tuvo su estreno sentado a la vera de Mariano Rajoy en el acto de empleo en el Veles e Vents. Hoy asiste a la presentación del programa de los populares valencianos en el Palacio de la Exposición. El PP valenciano pisa el acelerador para tratar de aparentar imagen de normalidad y pasar página de la etapa Rus. Y al mismo tiempo, para intentar quitar el foco mediático del goteo de grabaciones que amenaza con cargarse la campaña electoral de los populares incluso antes de que haya comenzado. El 3% del que escucha hablar a Caturla y Benavent en las difundidas ayer -en aparente alusión a la cuantía de las comisiones a cobrar a los adjudicatarios de obras- recuerda a aquel problema que Pasqual Maragall le espetó a Artur Mas en 2005 en el Parlament catalán.

Betoret no ha sido diputado provincial. Rus siempre ha preferido que ocupara escaño en Les Corts. Y lo que en algún momento ha podido interpretarse como cierta desconsideración hacia su número dos -el expresidente provincial tiene en la corporación a todos su más estrechos colaboradores menos... a Betoret-, se convierte en una ventaja. Porque garantiza que Betoret no se verá afectado por ninguno de los asuntos turbios que ahora tienen socarrado a Rus por su gestión en la Diputación.

Convertirse en presidente provincial del PP de Valencia, a poco más de 72 horas para que comience la campaña electoral de las autonómicas y municipales, tiene, como todo, sus ventajas y sus inconvenientes. Pero entre las primeras, el hecho de que le convierte en el aspirante mejor situado para optar a la presidencia de la Diputación tras el 24-M, siempre y cuando los resultados permitan a los populares formar gobierno provincial. «En este momento hay una situación de vacío en la Diputación», explica un cargo popular. Se sobreentiende que alude al hecho de que, aunque Rus siga presidiendo la corporación provincial, a partir del 24-M habrá un relevo sí o sí. Y en el caso de que a los populares les salgan los números, habrá que tomar una decisión respecto al sustituto del alcalde de Xàtiva.

¿Quién elige al candidato a presidente de la Diputación? En el caso del PP, esa decisión, como otras, pasa por la calle Génova. La dirección nacional de los populares es la que, una vez celebrados los comicios, se decante por alguno de los aspirantes al cargo. ¿Y gusta en Génova la idea de que el presidente provincial lo sea también de la Diputación? Las fuentes consultadas por este diario aseguran que es, precisamente, la opción preferida por la cúpula popular. «Se evitan líos», señaló una fuente.

Mantener la mayoría

Betoret no mantiene mala relación con la calle Génova. De hecho, es más que buena. Haber ocupado el número dos del partido durante la etapa de Rus no se convertiría, en ningún caso, en un inconveniente. «De lo que se tiene que preocupar él es de conservar unida a su gente», admite un cargo del PP valenciano. Si Betoret logra mantener cohesionada a la mayoría de la que ha disfrutado Rus en la provincia, estará todo hecho. Ha sonado la alternativa de la alcaldesa de Alzira, Elena Bastidas. Pero sus opciones serían escasas si el alcalde de Vilamarxant cierra filas con quienes han formado lo que hasta ahora se conocía como el rusismo.

El calendario también juega a su favor. La proximidad de la campaña de las generales cierra las puertas a que el PP de la provincia de Valencia aborde un congreso extraordinario. En 2016 toca, por calendario, cónclave nacional, y a continuación, regionales y provinciales. Así que no será hasta mediados de ese año cuando el PP de la provincia de Valencia reúna a su máximo órgano para elegir dirección. Hasta entonces, el presidente provincial controlará el aparato del partido.

La dirección regional elogia la buena disposición y la capacidad de trabajo del nuevo barón provincial. Su designación es, además del relevo natural, la garantía de que quienes se han mantenido junto a Rus se sentirán representados bajo la batuta del que ya era de facto su número dos. Si opta por la Diputación, despejará un puesto de salida en la lista de Les Corts. Hasta por eso se le considera la mejor opción.

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