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Jose Forés Romero
Viernes, 15 de mayo 2015, 17:05
Desde que se destaparan las grabaciones, del conocido como caso Imelsa, que acabaron en la suspensión de militancia del PP de Alfonso Rus y su posterior retirada temporal de la presidencia de la Diputación de Valencia, la localidad de la que es alcalde, Xàtiva, vive en un cierta calma, una vez ya no se sienten, sus habitantes, el centro de atención informativa de toda España.
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Así que en pleno centro de la ciudad, en medio de pancartas, banderolas y publicidad electoral, los ciudadanos continúan con su vida normal, entre partidarios y detractores del político. «Si no da la cara por algo será», exclamaba una vecina.«Nos da igual, es nuestro alcalde, estamos acostumbrados», decía otro.
Aunque también hay posiciones intermedias en torno a la figura de la persona que presidia la Diputación de Valencia.«Si ha metido la mano que lo juzguen pero en este país estamos acostumbrados a linchar a las personas antes que la justicia», pedía un vecino residente en la localidad setabense.
No obstante, aún debe escocer lo ocurrido entre muchos, puesto que, independientememnte de la opción politica que se tenga, el silencio y las pocas ganas de manifestarse ante los microfonos era mucho mas habitual de lo suele suceder cuando se solicita opinión sobre temas políticos o de cualquier otra índole.
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