J. C. Ferriol
Jueves, 4 de junio 2015, 09:10
El PP valenciano despertó ayer del estado de duelo en el que el resultado del pasado 24 de mayo dejó a este partido. Por primera vez desde esa cita electoral, los populares se pronunciaron en relación con el proceso de negociación abierto por la izquierda, y en especial sobre la propuesta realizada por la líder de Ciudadanos, Carolina Punset, para apoyar a los socialistas en la Generalitat e impedir un acuerdo del partido de Ximo Puig con los nacionalistas de Compromís.
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La propuesta de Punset, enmarcada en los contactos abiertos entre el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el de Ciudadanos, Albert Rivera -que se reunieron el pasado martes en Madrid- pasaba por facilitar la investidura de Puig como presidente de la Generalitat, gracias al voto de su partido. Para que ese escenario se cumpliera, el PP valenciano tendría que abstenerse. Punset, que el pasado lunes consideró «sorprendente» que Puig prefiriera gobernar en minoría con Compromís que con el apoyo de Ciudadanos desde la oposición, abría la puerta así a un Gobierno formado exclusivamente por el PSPV. Y sobre todo, la cerraba a Compromís, partido al que desde Ciudadanos se califica como nacionalista y separatista -pese a que ayer Mónica Oltra y Punset almorzaron juntas-.
El PP valenciano se pronunció ayer sobre este escenario. Y lo hizo para dar su impresión favorable. «Estamos dispuestos a dar el máximo de estabilidad a todas las instituciones», dijo ayer su coordinadora general, Isabel Bonig. Los populares estarían dispuestos a abstenerse para que Puig, con el apoyo de Ciudadanos, fuera elegido presidente de la Generalitat.
Escalada del radicalismo
Los populares vienen contemplando los últimos días la progresiva escalada del radicalismo de Compromís. Una posición de fuerza que también preocupa en Blanquerías, y de la que los de la calle Quart venían advirtiendo desde hace meses. El reconocimiento de que los de Oltra quieren dirigir la conselleria de Educación para controlar la enseñanza concertada -de la que se han mostrado detractores- y el debate lingüístico es la prueba más evidente.
Pero los populares también ponen sobre la mesa sus condiciones. «Visto que la izquierda, que decía que se pondría de acuerdo para echar al PP de las instituciones, no termina de encontrar coincidencias, nosotros estamos dispuestos a hablar», dijo Bonig ayer.
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Los populares tendrían una prioridad en ese escenario -que no resulta sencillo de que llegue a fructificar, toda vez que el PSPV tendría que gobernar con sus 23 escaños-: el Ayuntamiento de Valencia. Las fuentes del PP valenciano consultadas por este diario especificaron que su partido estaría dispuesto a permitir que Puig resultara elegido a cambio de que los socialistas y Ciudadanos se retrataran en el Ayuntamiento de Valencia. En este caso, lo que los populares propondrían es que los socialistas hicieran en el consistorio lo mismo que el PP estaría dispuesto a hacer en Les Corts: abstenerse. Y que Ciudadanos votara para facilitar la elección de la lista más votada, que es la de Rita Barberá.
La operación cerraría la puerta en ambos casos a Compromís, el objetivo que Ciudadanos asegura tener como gran prioridad. En el caso autonómico, el gobierno se quedaría en manos socialistas -y tendría que buscar apoyos puntuales para formar mayorías parlamentarias-, mientras que en el Ayuntamiento la alcaldía se quedaría en manos de Barberá.
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El PP valenciano contempla este escenario como posible, aunque avisa de que a cambio de su apoyo en el Parlamento regional, tendría que hablar con el PSPV y Ciudadanos de la situación en otras instituciones. En muchos ayuntamientos, la alcaldía de los populares depende de la posición que adopte la formación de Rivera. Y en el caso de la Diputación de Alicante, la posición que adopte el representante obtenido por Ciudadanos será clave para determinar si esa institución provincial pasa a manos de los socialistas o del PP valenciano. Bonig explicó ayer a este diario que el PP valenciano ha mantenido una posición de absoluto respeto hacia las formaciones políticas de izquierda y hacia los contactos que vienen manteniendo para tratar de llegar a acuerdos. Pero, añadió que, en vista de las dificultades que están apareciendo en esas negociaciones, «en las que parece que sólo se habla del reparto de sillas y en ningún caso de un programa político», el partido se ve en la obligación de mostrar su disponibilidad para llegar a acuerdos y dar la máxima estabilidad a todas las instituciones posibles.
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