Cómo han sido los primeros minutos de Puig como presidente

La sesión de investidura llega a su final. Manuel Mata cierra el turno de los grupos parlamentarios. Los medios de comunicación apenas se mantienen en pie en los abarrotados palcos de prensa. Mientras el socialista apura su intervención, algunos enemigos íntimos como Mónica Oltra y Jorge Bellver apuran su dosis de nicotina en los jardines de les Corts. Lo hacen rápido, está a punto de producirse la votación.

Durante el receso previo a la misma , los parlamentarios comentan las mejores jugadas del día. Polémicas incluidas. Lo hacen en corrillos como en los mejores patios de recreo.

Llega la hora del dar el sí, el no o de abstenerse. Se cumplen los acuerdos previos. Ximo ya es presidente. Ahora ya se distingue entre los demás como Molt Honorable. Empieza un largo y casi inacabable camino de felicitaciones, de los suyos, de los que lo son temporal y políticamente, y de sus adversarios, como toca. Como también toca ofrecer sus primeras palabras como líder del futuro nuevo gobierno valenciano. Lo hace en el medio del hemiciclo. Entre una nube de cámaras y micrófonos. Aquí también hay abrazos.

Tras una breve parada por uno de los despachos del edificio, baja las escaleras en busca de la celebración. Con el que fuera presidente Joan Lerma se produce uno de los primeros y emocionantes abrazos que Puig repartirá por el jardín. Lugar donde recibe el calor de su grupo y de amigos y familiares. También están sus socios de gobierno de Compromís, que forman un todo con los socialistas.

Una hora después de su nombramiento el presidente sale de Les Corts. Recibe a sus puertas el apoyo de una veintena de simpatizantes. Es hora de descansar. Tiempo de regresar con su equipo a la sede del partido. Porque la partida no ha hecho más que comenzar.