M. H.
Jueves, 25 de junio 2015, 23:50
Helsinki no es Morella, pero despierta en el nuevo presidente de la Generalitat, Ximo Puig, casi el mismo fervor que su adorada localidad. Tanto como para aludir a Finlandia en más de una docena de ocasiones durante la jornada de ayer. Por no hablar de las veces que ha trasportado su discurso al país escandinavo a lo largo de la campaña. Puig es un ferviente admirador de las políticas sociales finlandesas. Un modelo educativo con tantos adeptos como altos son los impuestos que se pagan para sufragarlo.
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Pero Finlandia le sirvió ayer a Ximo Puig para halagar su sistema del bienestar, pero también para defender los gobiernos de coalición, tan extendidos en las democracias europeas más modernas.
El país nórdico igual vale para un roto que para un descosido. Ayer Puig lo usó incluso para recordar que es un país con 5 millones de habitantes en el que su presidente gobierna con el mismo porcentaje de votos que el PSPV. Un paralelismo con la Comunitat que le permitió sacar pecho de su mal resultado en cifras similares. Además, el estado escandinavo tiene uno de los datos más bajos de paro de la UE, un espejo en el que Puig se quiere mirar, aunque no haya visitado todavía su adorada Finlandia. Quizá explore la tierra de Papá Noel en un próximo viaje oficial, pero mientras, sus disyuntivas seguirán siendo otras más cercanas. Como la de si acudir a un acto organizado por Acció Cultural en su primeras horas como jefe del Consell, o seguir soñando con Escandinavia.
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