Tauroni, el cabecilla de la trama de las ONG, sale de prisión tras casi cuatro años

Augusto César Tauroni ha disfrutado de su primer permiso penitenciario tras casi cuatro años en la prisión de Picassent. El empresario, condenado a seis años de cárcel por el desvío de ayudas destinadas a proyectos de Cooperación, salió en libertad la tarde del pasado viernes y ya regresó a la cárcel. Sus primeros cuatro días en libertad desde febrero de 2012.

Tauroni, uno de los cabecillas de la trama junto al exconseller Rafael Blasco, se encontraba en prisión desde el mismo momento de las detenciones. Fue el único de todos los arrestados que terminó en la cárcel. Allí aguardó la celebración del juicio, mientras el resto de los imputados seguía en libertad. Todos los intentos de su defensa por conseguir la provisional chocaban contra la fiscalía y el TSJ. El riesgo de fuga se convirtió en el principal argumento para impedir su salida. Al parecer, la nacionalidad de su mujer y las propiedades que disponía en Miami -adquiridas con fondos públicos- le ampliaban las posibilidades de eludir la acción de la Justicia.

Ahora, el juzgado de Vigilancia Penitenciaria ha aceptado su salida de prisión al entender que el riesgo de fuga es mínimo y que no existe riesgo de que vuelva a delinquir. De igual modo, se rechaza que pueda destruir pruebas. El TSJ le condenó a ocho años de prisión, aunque el Tribunal Supremo rebajó el castigo a seis.

Augusto César Tauroni ha mantenido un buen comportamiento en la prisión. Tampoco tiene un perfil para crear problemas en las instalaciones. Prácticamente pasaba desapercibido entre el resto de internos. Para llenar su tiempo libre, en un principio, se ocupaba de ayudar a los maestros de la escuela del centro penitenciario, una responsabilidad que no está remunerada. Los puestos de trabajo o ayudantes son aprobados por la Junta de Tratamiento. Además, también comenzó a estudiar Derecho. Fuentes de la cárcel comentaron en su día que no se había venido abajo psicológicamente, algo relativamente frecuente en reclusos que entran por primera vez en prisión.

Blasco ingresó en prisión el pasado mes de junio después de que el Tribunal Supremo confirmara la sentencia del TSJ. Comparte módulo con el empresario. Al exconseller todavía le faltan algunos años en prisión para obtener un permiso. El político popular se ha apuntado a clases de inglés y de informática. Hasta fechas muy recientes mantenía una relación fluida con Sancho Semper y Parra Mateu, los dos cabecillas de la trama de los ayuntamientos que cobraban por informes inútiles o inexistentes. El exconseller ha salido de la penitenciaría para declarar como testigo en el juicio de Fitur.

La investigación judicial de las otras dos piezas del caso -el fallido hospital de Haití y otras subvenciones concedidas por Cooperación- continúa en el juzgado de Instrucción 21 de Valencia. La titular tomó declaración como imputado a Adolfo Polo, quien está considerado uno de los testaferros del empresario de Alzira. Polo, que declaró por videoconferencia desde Bolivia, explicó que no tenía ni idea del hospital y que se enteró por la prensa. Tampoco disponía de conocimientos ni experiencia en asuntos de cooperación. No obstante, negó irregularidades o al menos que fuera conocedor de las mismas.

A continuación, fue interrogado también por el juzgado de Instrucción 6 de Valencia, que investiga el conocido como caso Abucasis, otra supuesta adjudicación irregular de Blasco a sociedades de la órbita del empresario Tauroni durante su etapa en la Conselleria de Sanidad.