La 'Araña infernal' y los silbatos protagonizan un disparo de lo más original
Iglesias saluda al público durante un acto de Podemos . :: CRISTINA QUICLER / afp

Iglesias refuerza su poder en Podemos tras fulminar la corriente afín a Errejón

El líder del partido no actuó contra la «deficiente gestión» de Pascual hasta que no se sintió acosado por la corriente cercana a su número dos

ANDER AZPIROZ

Jueves, 17 de marzo 2016, 12:09

Pablo Iglesias no está dispuesto a que haya más familia en Podemos que la suya propia y para evitarlo está dispuesto a fulminar a quien sea, incluso si éste es una de las personas más próximas al número dos del partido, Íñigo Errejón. En los dos años de vida de Podemos ha quedado demostrado que el secretario general es inmisericorde con todo aquel que osa salirse del guión que él ha escrito. Lo hizo primero con Izquierda Anticapitalista y con Pablo Echenique, y la noche del martes lo repitió con su exsecretario de Organización.

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Iglesias no se conformó simplemente con echar a Sergio Pascual de la Ejecutiva, sino que además acompañó la destitución de un durísimo comunicado en el que responsabilizó al exdirigente de «una gestión deficiente cuyas consecuencias han dañado gravemente a Podemos en un momento tan delicado como es el proceso de negociaciones para conformar un gobierno del cambio».

La forma implacable con la que el secretario general ha despachado a uno de los hombres de confianza de Errejón confirma que, pese a los continuos desmentidos de la dirección del partido, las aguas bajan revueltas en el binomio que forman los dos pesos pesados de Podemos. A pesar de las múltiples evidencias de que la crisis interna es real y no un invento del PSOE para desestabilizar al partido, como denunció Errejón, los segundos espadas de la formación cumplieron a rajatabla con el cometido de negar las desavenencias internas. Irene Montero y Rafa Mayoral, dos de los dirigentes más próximos a Iglesias, respaldaron la destitución de Pascual en los mismos términos en los que se anunció en el comunicado. El exsecretario de Organización ha provocado con sus errores un enorme daño a la organización, vinieron a decir. Montero, valor en alza en la estructura de Podemos, se limitó a admitir que en la ejecutiva nacional unos pueden mantener opiniones diferentes a otros en un sentido y coincidir en el resto. Y nadie, insistió, discute el no al pacto entre el PSOE y Ciudadanos.

Juan Carlos Monedero también apoyó la decisión de Iglesias. «En la organización que a mí me gustaría tener, Sergio Pascual, a quien quiero como amigo, debiera, como cualquier otro, haber dimitido después de esa crisis madrileña. Y no habría pasado nada», dijo. El propio Monedero renunció a su puesto en la dirección del partido en abril del año pasado por sus desavenencias con Errejón. Y como entonces, ayer volvió a criticar la deriva hacia la moderación de Podemos y la renuncia al espíritu participativo de los círculos. «En Podemos -afirmó- hemos alimentado la locomotora y sacrificado los vagones».

En un terreno menos beligerante se movió Carolina Bescansa, a la que se sitúa en posiciones más cercanas a Errejón por su pragmatismo respecto a la forma de afrontar las negociaciones con el PSOE. La secretaria de Programa también reconoció la obligación de sustituir a Pascual. «Ha habido problemas que eran evitables, que se podían haber gestionado de una manera mejor y que se han gestionado de una manera incorrecta», justificó. No obstante, Bescansa fue más allá que el resto de sus compañeros de filas y ayer se convirtió en la primera responsable del partido que reconoce abiertamente «desacuerdos tácticos» en la cúpula.

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Silencio de Errejón

El único dirigente de peso que ayer no comentó la destitución fue Errejón. Al igual que con Iglesias, al número dos del partido le une una estrecha amistad con Pascual, con quien compartió una estancia de cooperación internacional en Bolivia. Los estrechos lazos de Errejón con uno y otro hacen aún más inexplicable la forma en que Iglesias se ha ensañado con Pascual a la hora de destituirlo. El único gesto de Errejón tras el despido del exresponsable de Organización fue el de reenviar un mensaje del dirigente defenestrado. «Dos años de dejarme la piel construyendo organización y participación popular. Sigo comprometido con el proyecto de mayorías para el cambio», dejó escrito Pascual en Twitter.

Pese a catalogar su gestión de deficiente, Iglesias ha aguantado a Pascual en el cargo hasta producirse la sexta crisis territorial. La dimisión de diez dirigentes en Madrid próximos a Errejón fue el detonante de la destitución. Iglesias ha querido dejar claro de esta manera que nadie puede desafiar su poder en el partido. Ni siquiera su íntimo amigo Íñigo Errejón.

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