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La que fuera mano derecha de Blasco, a la salida del Tribunal Superior de Justicia.

La mano derecha de Rafael Blasco pide perdón a la sociedad valenciana

Tina Sanjuán, que solicitó declarar en el juzgado, reconoce estar arrepentida pero no habla de irregularidades y se siente una víctima

A. G. R.

Miércoles, 13 de julio 2016, 20:49

La petición para declarar de la mano derecha de Blasco, la ex secretaria general Tina Sanjuán, auguraba una confesión en toda regla, un testimonio que posiblemente arrastraría con ella a los principales investigados de la cúpula de la extinta Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía. ¿Cuál si no podía ser el motivo de solicitar una comparecencia ante el tribunal? Sin embargo, el resultado final fue decepcionante. Hasta el punto de que la Fiscalía Anticorrupción ni siquiera preguntó. No tenía sentido después de lo visto y escuchado durante el testimonio ante la juez, una instructora que destaca también por realizar unos interrogatorios exhaustivos.

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La comparecencia de Sanjuán, actualmente en prisión, resultó desconcertante para los presentes en la sala. Hasta tal punto que pese a no reconocer ni una irregularidad, pidió perdón a la sociedad valenciana. Se desconoce por qué debía pedir disculpas si no había cometido ninguna ilegalidad.

La que fuera secretaria general administrativa de la conselleria dirigida por Blasco incidió en que este asunto se ha «mediatizado mucho» y pareció querer apuntar a la prensa como la responsable del juicio y posterior condena del Tribunal Superior de Justicia ratificada posteriormente por el Supremo. Su testimonio, en el que afirmó que ignoraba si existía un interés a la hora de conceder subvenciones a determinadas ONGs, no se prolongó ni una hora. En algún momento, incluso se presentó ante el juez como víctima.

Eso sí, defendió su interés en colaborar con la Justicia y a preguntas de su letrado afirmó que está dispuesta a ir cuantas veces sea reclamada a declarar. La juez ya adelantó que tras lo escuchado en la Sala no se la volverá a llamar.

El juicio de la primera pieza del Caso Cooperación, en la que se investigaba el desvío de ayudas al Tercer Mundo para la compra de viviendas en Valencia, reveló un papel ciertamente activo de Sanjuán. Mucho más de lo que, en un principio, se presumía en el inicio de la investigación. Fueron varios los testigos comparecientes en el juicio que apuntaron a ella como una de las artífices de que se produjera la malversación. La exsecretaria siempre defendió su actuación en el departamento autonómico.

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Sanjuán no tiene el carácter de Blasco, que se mantiene psicológicamente entero durante su estancia en la prisión de Picassent. La permanencia en la cárcel de la que fuera persona de máxima confianza del veterano conseller está resultando un proceso muy duro para ella. Algo frecuente en este tipo de internos que jamás han estado en una penitenciaría.

Las defensas llevan meses tratando de llegar a un acuerdo con la Fiscalía y las otras cuatro acusaciones para cerrar la investigación con el reconocimiento de los hechos por parte de los principales investigados.

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Rafael Blasco y el empresario Augusto César Tauroni, como principales artífices de la trama delictiva, estaban dispuestos a aceptar tres años de prisión a cambio de cerrar las pesquisas de las subvenciones a otras entidades y la fallida construcción de un hospital en Haití. Al resto de los investigados se les condenaría a penas de menos de dos años -no llegarían a entrar en la cárcel- y en otros supuestos se archivaría el caso. Sin embargo, la acusación que representa a las ONGs paralizó el acuerdo entre las partes. Quería una nueva condena para Blasco y la entrada en prisión de Marc Llinares, el ex jefe del área de Solidaridad.

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