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Barberá, un inmenso error

La senadora se equivoca al aferrarse al cargo, con lo que escribe un pésimo final a 40 años de militancia entre AP y el PP

PPLL

Jueves, 15 de septiembre 2016, 01:15

La senadora Rita Barberá anunció ayer en un comunicado que ha solicitado su baja como militante del Partido Popular «porque así me lo ha pedido el partido» pero que no renuncia al escaño, por lo que pasará al grupo de los no adscritos de la Cámara alta. La exalcaldesa, que va a ser investigada por el Tribunal Supremo por el presunto blanqueo de capitales durante la campaña electoral de 2015 -por el que ya están imputados casi medio centenar de cargos populares-, ha elegido el peor final posible para una trayectoria política que se remonta a 1976, cuando formó parte del grupo de fundadores de la entonces Alianza Popular en Valencia. Cuarenta años de militancia, veinticuatro de ellos como alcaldesa, toda una vida dedicada al servicio público, no deberían haber terminado con un típico y vergonzante episodio más de transfuguismo, como el que protagonizó en su día Rafael Blasco o como los que han salpicado la reciente historia de la Comunitat Valenciana y de España por culpa de dirigentes que no han sido capaces de entender y de asumir que el escaño no les pertenece sino que es propiedad del partido, de las siglas con las que se presentaron a los comicios o que les dio amparo para conseguir el puesto por designación directa, como es el caso de los senadores territoriales. Rita Barberá ha considerado exclusivamente las razones judiciales de su caso, confiándolo todo a que el Tribunal Supremo acabe fallando a su favor, pero ha dejado de lado el indudable componente político de su errónea decisión, en un momento especialmente delicado para España, lo cual resulta aún más incomprensible en una personalidad como la suya, a la que hasta sus más acérrimos enemigos calificaban elogiosamente como «animal político». La senadora se agarra a su sillón para seguir aforada y cierra en falso cuatro décadas de fructífera militancia. La obediencia y fidelidad al partido de la que tanto presumía fue arrojada ayer precipitadamente por la borda, en una huida hacia adelante que mancha irreversiblemente su hoja de servicios.

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