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BURGUERA
Sábado, 5 de noviembre 2016, 22:37
valencia. La Conselleria de Transparencia que dirige Manuel Alcaraz está en una fase tan incipiente que en los primeros nueve meses del presente año, según los propios presupuestos de ejecución del Consell, ha ejecutado sólo seis de los 26 millones de su presupuesto. Lo más chocante, y un hecho diferencial respecto al resto de la Administración autonómica, es que de lo que se ha pagado durante las primeras tres cuartas partes del año, el 87% corresponde a los gastos de personal, es decir, a las nóminas de las 24 personas que trabajan en el departamento encargado de velar por que las paredes del Consell sean de cristal.
A 30 de septiembre, el presupuesto de Transparencia asciende a 26,2 millones de euros. Se ha comprometido gasto por un valor de 14,5 millones, el 55% del total disponible, una cantidad de la cual apenas se han pagado seis millones, de los 5,3 millones se han destinado a gasto de personal y otro medio millón al material necesario para poner en marcha la consellería. De lo ejecutado en los primeros nueve meses del año, sólo 200.000 euros corresponde a subvenciones e inversiones reales. Se trata de un balance muy pobre, pues supone que la actividad de Transparencia ha servido, principalmente, para su propia pervivencia, la de las 24 personas que se contabilizan en el presupuesto de este año, si bien de cara al próximo ejercicio se prevé que serán el doble. Desde el PP se critica este bajo nivel de ejecución y se subraya que han sido necesarios 5,3 millones (el gasto en personal) para, en realidad, poner en circulación 200.000 euros. Se han comprometido otros ocho millones de euros que aún están por pagar, mientras que 12 millones, el resto de los 26 millones del presupuesto de la conselleria, espera destino, con sólo un trimestre del año por transcurrir.
El conseller compareció ayer ante la comisión de Economía, Presupuestos y Hacienda de Les Corts para explicar las cuentas de su conselleria para el próximo año. Alcaraz tuvo que hacerlo por videoconferencia tras la reciente fractura que sufrió en un brazo, un percance por el cual no ha podido desplazarse a Valencia por prescripción médica. Los representantes de todos los grupos le desearon una pronta recuperación y le agradecieron su comparecencia. Hasta ahí llegó la cortesía, al menos por parte del PP, pues el diputado popular Luis Santamaría consideró «una conselleria superflua» el departamento de Alcaraz, no porque «sus competencias no sean importantes» sino porque podrían desarrollarse «sin tantos altos cargos, asesore y con menos cargas orgánicas». En este sentido, reprochó la «inoperancia» e «indolencia» de esta conselleria y que pida dinero cuando «no ha sido capaz de gastar las dotaciones consignadas en 2016». Santamaría, como también hicieron los representantes de Podemos y Ciudadanos, pidicó conocer porqué se incluyen en los presupuestos subvenciones a varias entidades como la Fundación Baltasar Garzón como «línea nominativa» y no en «concurrencia competitiva», una fórmula a la que se ha subordinado, en otras consellerias, a entidades tan contrastadas y libres de sospecha como Cáritas o la Cruz Roja.
Alcaraz explicó que el presupuesto de su departamento para 2017 «está marcado por el esfuerzo que supone la recuperación de la cooperación valenciana», una línea que representa «más de la mitad», casi el 54%, de la dotación total de este departamento. Destacó que la cooperación internacional al desarrollo crece en 5,3 millones respecto a 2016, lo que supone un 40% por ciento, hasta alcanzar los 18,7 millones.
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