J. C. F. / A. G. R.
Lunes, 23 de enero 2017, 20:28
La Navidad siempre ha sido el tiempo propicio de los regalos. La llegada del bipartito a la Generalitat supuso un esfuerzo por la transparencia frente a la opacidad atribuida a etapas anteriores. Como ejemplo de la nueva mentalidad que inundaba los despachos e inspiraba la acción gubernamental se decidió difundir los regalos que llegaban a las diferentes consellerias. Obsequios, siempre, dentro de las costumbres y usos sociales.
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Nada parecido al último asunto judicial relacionado con un delito de cohecho, como son los carísimos relojes de Alfonso Grau. Cada pieza que supuestamente recibió el exvicealcalde de Valencia sobrepasa ampliamente los 10.000 euros.
No, no son esos los supuestos que se recogen en la web de la Generalitat. Hablamos de regalos más asequibles, alimentos y bebidas, fundamentalmente. Estos son los productos que recoge la tabla que acompaña esta información excluidos los regalos estrella de Papa Noel y Reyes: los libros. No hace demasiado tiempo el propio presidente repartió varios ejemplares a sus consellers. Quizá serían regalos que no tenían interés para el exalcalde de Morella.
Si hay alguien especialmente beneficiado por las empresas o asociaciones es la consellera de Agricultura, Elena Cebrián. Hasta las dependencias de la Conselleria llegaron en apenas dos semanas 35 botellas de vino más otros dos estuches que no cuantificaban el número de envases. El consumo medio en España se sitúa en unos 20 litros al año. La responsable superaría esa cifra en el caso de que se hubiera quedado con los regalos. No obstante, prefirió repartirlos en su conselleria. Resulta curioso que el día de Reyes recibiera un sacacorchos electrónico. Falta haría en ese departamento. Los productos alimenticios los donó a la Casa Caridad.
El presidente Puig y la vicepresidenta Oltra acumulan buena parte de los presentes alimenticios. El máximo responsable del Consell suele cederlos a la cocina del Palau, lo que en definitiva asegura que los disfrutará él o personas próximas a su equipo. En cambio, con las cajas de bombones opta por compartirlos con el personal.
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Mónica Oltra destina para el despacho de la vicepresidenta la mayoría de los presentes que recibe, entre ellos, botellas de vino, aceite, cajas de bombones y naranjas. Tuvo un detalle con su departamento al cederles una caja con cuatro pollos que le entregaron. El responsable Climent hace algo parecido. Se queda la mayoría de los presentes, pero los yogures los da al personal de su gabinete. El conseller de Educación y su equipo no resultaron muy agraciados. Apenas una caja de surtido de frutos secos. Peor suerte corrieron María José Salvador y Manuel Alcaraz. Nadie se acordó de ellos. Algo de calor podría ofrecerles Bravo con la manta que le regalaron.
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