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Paula De las Heras
Viernes, 3 de febrero 2017, 10:55
Si Pedro Sánchez intenta polarizar el debate y presentar el próximo congreso del PSOE como un "plebiscito" entre él y Susana Díaz, Patxi López juega la carta de la paz. El exlehendakari ha defendido esta mañana que su principal objetivo, al optar a liderar su partido, es "reunificarlo". En realidad, no dice nada que no digan también el exsecretario general (hasta el pasado 1 de octubre) o la presidenta de la Junta de Andalucía. Ambos argumentan que el socialista debe volver a ser un partido unido. Pero las filias que uno y otra despiertan son tan grandes como las fobias que levantan, lo que hace difícil pensar que tras la batalla haya margen para el entendimiento entre dos partes que son casi facciones, tanto que muchos admiten que sobre el PSOE planea la sombra de una escisión.
López y sus partidarios -entre los que se encuentran buena parte de los dirigentes que formaron parte del equipo de confianza de Sánchez mientras fue líder de la formación- intentan abrirse un hueco en la contienda con el mensaje de que el diputado vasco es el único que garantiza que al día siguiente de las primarias el PSOE no seguirá abierto en canal. "La unidad no se proclama, se practica, la unidad es el resultado de una cultura democrática dentro de nuestra organización; la unidad se construye aceptando las diferencias internas, exige reconocer a todos los militantes igual legitimidad en la defensa de sus posiciones", ha dicho el aspirante en un desayuno informativo del Foro Europa.
En su discurso, ha insistido así en que el congreso que el PSOE celebrará el 17 y 18 de junio, tras las primarias de mediados de mayo, no puede ser entendido como una "suma cero" en el que "quien gana, lo gana todo y quien pierde, lo pierde todo". Y aunque ha eludido referirse de manera expresa los que, con toda probabilidad serán sus rivales, no era difícil entender a qué se refería cuando ha rechazado ir a un debate nomimalista o caer en el culto a la persona. "Ningún dirigente ha sido ni será nunca más importante que el propio partido", ha dicho, sólo seis días después de que Pedro Sánchez anunciara en un acto multitudinario en Dos Hermanas que luchará por recuperar la secretaría general.
López también ha buscado el equilibrio en la disyuntiva entre los dos supuestos modelos de partido que represantarían Sánchez y Díaz: uno más entregado a la democracia directa que suponen las consultas a la militancia y otro de funcionamiento más clásico en el que las grandes decisiones las toma el órgano de representantes, el Comité Federal. "Nadie puede buscar un choque de legitimidades sobre dos formas de elegir y de decidir -ha dicho-; la militancia debe ser escuchada en momentos de especial importancia, de especial incertidumbre y de especial división, pero la dirección no puede hacer dejación de funciones".
En lo ideológico, ha insistido en su defensa de una "izquierda exigente" que no se limite a poner parches a las políticas de la derecha. Y en lo territorial, ha echado mano de su experiencia en el País Vasco para reivindicar las "identidades y las soberanías compartidas". "No ofrezco soluciones mágicas. Planteo el congreso como el inicio de un nuevo viaje hacia el nuevo socialismo", ha subrayado. "Mi candidatura es una enmienda a la totalidad a la resignación y una enmienda a la totalidad a la división".
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