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FERRIOL MOYA
Miércoles, 8 de marzo 2017, 19:55
El proyecto de la Fundación Cical se queda aparcado. El ex número tres del PSPV, José Manuel Orengo, impulsor principal de esta iniciativa, confirmó el martes a este diario una decisión que viene motivada, obviamente, por el alud de críticas que ha recibido la propuesta. Apenas una semana después de la reunión del consejo general de esta institución, celebrada en el Palau de la Generalitat y presidida por Ximo Puig, Orengo explicó que en este momento resulta imposible seguir adelante con la iniciativa. «Tenemos que dejarla reposar y explicarla bien, porque la colaboración con el municipalismo y la apuesta por el conocimiento en la administración local es necesaria», dijo.
La Fundación Cical -Centro de Investigación de Conocimientos para la Administración Local- se presentó hace nueve días con un presupuesto de 1,4 millones de euros. Pese a definirse como entidad privada, el 100% de su financiación tenía carácter público. En concreto, 400.000 euros que aportaría la Generalitat, 200.000 la Diputación de Valencia, 100.000 la de Alicante, 75.000 la de Castellón, y el resto, una veintena larga de ayuntamientos valencianos. Lo abstracto de la definición de sus objetivos, la ausencia de financiación privada y la significativa presencia de la administración autonómica que dirige Puig -del que Orengo es estrecho colaborador- derivó en una censura casi generalizada del arco parlamentario valenciano hacia la propuesta. Desde el PP hasta Ciudadanos, pasando por Podemos e incluso Compromís, se desmarcaron de la propuesta del exdirigente socialista que, únicamente de la Generalitat, esperaba recibir una ayuda veinte veces superior a la que la administración autonómica presta a la Fundación Víctimas del Terrorismo.
Orengo admitió, en declaraciones a este diario, que se pudieron cometer «errores» que han perjudicado la imagen del proyecto. Explicó que apostar por una fundación como fórmula legal para impulsarlo fue «la única forma posible» de ponerlo en marcha, teniendo en cuenta que nace de una entidad de carácter privado como es la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP). Y pese a ello, reconoció que «cuando vi lo de la Fundación, pensé 'tendremos lío'».
El exdirigente socialista detalló que lo primero que habrá que hacer ahora con Cical es «explicarlo muy bien». De hecho, se baraja la posibilidad de solicitar una comparecencia en Les Corts para que el presidente de la FVMP, Rubén Alfaro, pueda explicar el proyecto de Cical y someterse a las preguntas de los grupos parlamentarios -aunque la comparecencia que ha solicitado el PP es la de Ximo Puig-. Las fuentes de la Fundación consultadas por este diario señalaron que, en el capítulo de reproches recibidos, los que habían generado mayor nivel de indignación eran los recibidos por parte del conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, que el pasado viernes llegó a deslizar sus dudas respecto a la propia iniciativa. Pese a esa crítica, Puig aseguró el martes que ningún representante de Compromís le había expresado malestar alguno en relación con esta Fundación.
Tal y como informó este diario, y a pesar de que la Generalitat trató desde el principio de desvincularse de la iniciativa -aún reuniendo al consejo general en el Palau-, la invitación para participar en esa reunión, en la que se abordaron los presupuestos de la Fundación para 2017, corrió a cargo del presidente Puig. Las fuentes de Cical consultadas por este diario explicaron que el propio jefe del Consell consideró la posibilidad de delegar su presencia en esa cita -consciente quizá de que podría terminar interpretándose como un gesto de respaldo implícito a la iniciativa-. Sin embargo, la presencia de los rectores, del presidente de la Diputación de Valencia, del de la FVMP y el resto de cargos que forman parte del consejo general terminó aconsejando que Puig sí estuviera en esa reunión.
Orengo insistió el martes a este diario que Cical es una iniciativa positiva, que puede generar unos ahorros millonarios para los ayuntamientos valencianos. «Lo que cuesta -en alusión al presupuesto de 1,4 millones- es irrisorio en comparación con la contención del gasto que puede propiciar», señaló. Del presupuesto de 2017, Orengo dijo que «ya no sirve de nada», primero porque la Fundación difícilmente iba a poder ponerse en marcha hasta la última parte del año; y en segundo lugar, porque ahora será necesario dejar reposar el proyecto -«y quizá, hasta cambiar su nombre», señaló- antes de impulsarlo. «La idea sigue siendo válida y necesaria. Si tiene que ponerse en marcha sin Orengo, que así sea. Pero no voy a cejar en el empeño de impulsar una iniciativa que ayudará a los ayuntamientos a gastar menos dinero», insistió.
Entre los errores citados por Orengo, el de la presencia de Emili Sampio en la vicepresidencia del patronato de la Fundación es otro de ellos. «Enseguida vimos que si la iniciativa iba a tener alguna vinculación con presidencia, él no tendría encaje. Por eso renunció, y pensamos en Miquel Soler (secretario autonómico de Educación) para sustituirle». La vinculación con Presidencia de la Generalitat salta a la vista por la propia composición del consejo general -que preside Puig-, porque fue en el Palau donde se produjo la reunión del pasado martes, porque la Generalitat es la que más fondos aportaba (según Cical), y porque la invitación a los miembros para participar en la reunión también salió desde allí. Fuentes de Cical llegaron a asegurar que la hoja de ruta preveía aumentar el presupuesto hasta unos tres millones en dos años.
Subvenciones
Pese al parón que sufre Cical, Orengo explicó que sigue pensando en optar a las subvenciones que pueda ofrecer tanto la Agencia Valenciana de la Innovación como el Ivace. «Pensamos que es un instrumento útil. Y el hecho de que ahora haya que aplazarlo no significa que vayamos a dejarlo caer. Las universidades lo apoyan, las diputaciones y la Generalitat también, y la Federación Valenciana de Municipios es su impulsora», recordó. Desde la Fundación se aludió también a los recelos que Cical ha despertado en Compromís, socio de Gobierno del PSPV en la Generalitat. Y se deslizó que el origen del problema tiene que ver con la convivencia entre el Bloc, la formación mayoritaria en la coalición, e Iniciativa, el partido que lidera Mónica Oltra.
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