A. RALLO
Domingo, 12 de marzo 2017, 23:52
Uno de los cabecillas del desfalco en la depuradora de Pinedo Ignacio Bernácer ha reconocido en las últimas horas su participación en la trama delictiva. El acusado, que se enfrentaba a 14 años de cárcel, llevaba varias semanas negociando con la Fiscalía una confesión a cambio de una sustancial rebaja de pena. Finalmente, las conversaciones finalizaron el pasado viernes y Bernácer presentó un escrito en la Audiencia donde admite que cobró 400.000 euros de comisiones gracias al sistema de desvío de fondos que se diseñó con el tratamiento de lodos. A cambio, el ministerio fiscal y las acusaciones de la Emshi y del PSPV pedirán menos de cuatro años de cárcel. Algunas fuentes concretan la cifra en tres años y medio. Bernácer se compromete a devolver los 400.000 euros que guardaba en una caja de seguridad de una entidad bancaria. La cantidad desviada en su día con este mecanismo superó los diez millones de euros.
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La confesión obviamente implica a más personas. Bernácer explica que tras aprobar en 2005 más financiación para la depuradora, el gerente Esteban Cuesta informó al ahora arrepentido y al jefe de la Epsar, José Juan Morenilla, que iban a recibir una «gratificación». La Epsar es el organismo de la Generalitat que controla todas las depuradoras. Bernácer, exjefe de explotación de la entidad, aceptó cobrar alrededor de 400.000 durante los años del saqueo, y no preguntó el origen del dinero, según relata en su escrito. Cada vez que Cuesta iba a verle le entregaba entre 2.000 y 5.000 euros en un sobre. Posteriormente, siempre según el testimonio de Bernácer, idearon el sistema de las tarjetas de crédito. Se les entregaron dos tarjetas y se les impuso que no sacaran más de 500 euros al día. Al cabo de unos meses, la hermana de Cuesta interviene en la red delictiva y se dedicó a hacer de mensajera; es decir, llevaba el dinero a los beneficiarios.
Otro de los grandes perjudicados tras este vuelco en la causa es el expresidente de Emarsa y exvicepresidente de la Diputación, Enrique Crespo. Bernácer le inculpa directamente en el cobro de comisiones y asegura que lo hablaban con naturalidad en las reuniones que mantenían. Cita una en el restaurante Pilsener donde hablaron sin tapujos. Es más, recuerda cómo aludía a las mordidas con la expresión: «Que llegan los camiones». La confesión también implica a José Luis Sena, directivo de una de las empresas de tratamiento de lodos.
El juicio empieza hoy, aunque es probable que se aplace. Son varios los letrados que pedirán una suspensión al no haber tenido tiempo suficiente de estudiar la causa. Asumieron la defensa hace apenas unas semanas tras la renuncia de los anteriores letrados ante la inminencia del juicio.
El fugado de la justicia Jorge Ignacio Roca Samper; Enrique Crespo; los que fueran cargos de Epsar, José Juan Morenilla (gerente), el propio Ignacio Bernácer y otros 21 acusados se sentarán en el banquillo de la sección primera de la Audiencia de Valencia por la pieza principal del caso Emarsa.
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El juicio por esta pieza, en la que se ha investigado el saqueo de 24 millones de euros de la depuradora de Pinedo, se señaló en noviembre de 2015, pero el tribunal decidió suspenderlo a la espera de que Moldavia extraditase a Roca, condenado en ese país por otro procedimiento diferente. El procedimiento saltó a la luz en 2010.
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