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La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig. :: efe/m. bruque
Una enmienda al congreso del PP pide que Rita Barberá sea presidenta de honor

Una enmienda al congreso del PP pide que Rita Barberá sea presidenta de honor

El texto lo firma el senador Pedro Agramunt y abre un debate en la dirección regional, que si no la incorpora tendrá que someterla a votación

F. M.

Miércoles, 22 de marzo 2017, 19:10

La decidida voluntad de la dirección del PP valenciano por tener un congreso regional, el que se celebra los días 1 y 2 de abril, tranquilo y sin sobresaltos se vio sorprendida el martes por el contenido de una de las enmiendas presentadas a la ponencia política. El texto, que lleva la firma del senador Pedro Agramunt, propone que la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, fallecida el pasado 23 de noviembre, sea elegida presidenta de honor del partido.

La propuesta, de objetivo aparentemente tan noble para con quien ocupó la alcaldía del cap i casal durante 24 años, constituye toda una bomba de relojería a la que tiene que hacer frente ya la dirección regional -ahora en funciones, porque el congreso ya está convocado-. Porque Barberá, la dirigente valenciana del PP más destacada de los últimos cuarenta años, tuvo un epílogo complicado, marcado por las investigaciones judiciales, y que le llevaron a acudir a declarar al Tribunal Supremo, precisamente la víspera de su fallecimiento. Y la dirección regional, siguiendo las órdenes dictadas por la calle Génova, terminó dando la espalda al que había sido su referente histórico, votando incluso una petición de reprobación en Les Corts. Una decisión que además generó una abierta discrepancia con varios cargos populares, y de manera concreta, con el presidente provincial del PP de Valencia, Vicente Betoret -que incluso evitó participar en aquella votación-.

La posición de la cúpula del PP valenciano no es sencilla. Si la enmienda no se admite o se transacciona, tendría que ser sometida a votación en el plenario del congreso regional. Los prácticamente 2.500 compromisarios que participarán en el cónclave del Palacio de Congresos tendrían que votar, papeleta en mano, si Barberá se convertía o no en presidenta de honor (cargo que no existe en el PPCV). Rechazar la enmienda -decisión formalmente en manos de la responsable de la ponencia política, Loreto Cascales- implicaría que la dirección regional estaría en contra de esa designación. Y esa votación, fuera cual fuera su resultado, tendría consecuencias delicadas.

De manera que la primera premisa que contempla la dirección regional es precisamente la de tratar de impedir la votación. «No podemos permitir que esa propuesta llegue a debatirse en público. Y menos a votarse», se admitió ayer. El debate de las enmiendas se producirá previsiblemente el sábado día 1, la víspera -a falta de confirmación definitiva- de que Mariano Rajoy clausure el cónclave.

Los estatutos del PP

Evitar la votación está claro. ¿Pero cómo? La figura del presidente de honor refiere, obviamente, al papel que asumió durante varios años el expresidente del Gobierno José María Aznar. El artículo 46 de los estatutos nacionales del PP señala en su primer apartado que 'A propuesta del Presidente Nacional, el Congreso Nacional, reunido en sesión plenaria, podrá nombrar Presidente de honor a quienes, habiendo ostentado la Presidencia Nacional del Partido, hayan contribuido de forma determinante al fortalecimiento de nuestro proyecto político'. El artículo hace una alusión a haber ocupado la presidencia del partido que Barberá no cumple en el caso del PPCV.

Pero no sólo eso. En el segundo apartado del mismo artículo se establece que 'Los Presidentes de honor serán miembros natos del Comité Ejecutivo Nacional y ejercerán cuantas funciones delegue en ellos el Presidente Nacional'. Barberá falleció el pasado mes de noviembre, de manera que ese artículo tampoco permitiría a la dirección regional trasladar al PPCV una referencia similar a la que está en vigor en Madrid. De manera que la única alternativa pasaría por una redacción propia, que no tuviera en cuenta como requisito el de haber ocupado la presidencia regional ni el de seguir con vida.

Queda otra opción. Las enmiendas transaccionales. Si se presentan varios escritos que tengan un contenido similar, la dirección de la ponencia a la que se haya presentado el texto puede reunirse con quienes hayan presentado las enmiendas para tratar de llegar a un acuerdo sobre un único texto. Si ese entendimiento se produce, el texto acordado es el que se incluye en la ponencia -que, como en todos los congresos, tiene que ser votada por el plenario-.

¿Y si no? Agramunt, senador y actual presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, no ha ocultado su complicidad con la candidatura que encabezará Vicente Betoret a la presidencia provincial y mantiene buenas relaciones con algunos otros dirigentes populares cercanos al exalcalde de Vilamarxant. Si el expresidente del PP valenciano -Agramunt sí que ocupó ese cargo, entre 1990 y 1993- decide contra viento y marea mantener su enmienda, la votación sería inevitable... siempre y cuando la ponencia no incorpore el texto a los estatutos. Las fuentes del PP valenciano consultadas por este diario señalaron el martesque, si la dirección nacional del partido no pone inconveniente al texto, podría incorporarse al texto definitivo. Las mismas fuentes aseguraron que la dirección regional ha recibido «con cariño» la enmienda y dieron por hecho que en el congreso regional habrá algún tipo de homenaje a la exalcaldesa.

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