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Tensión en el PSPV: tú a Madrid y yo a Burjassot

Tensión en el PSPV: tú a Madrid y yo a Burjassot

El secretario general viaja a la capital junto a gran parte de la dirección de los socialistas valencianos mientras el poder local se concentra en L'Horta

BURGUERA

Lunes, 27 de marzo 2017, 20:23

En el PSPV, la unanimidad es un concepto muy maltratado. Entre los militantes con sede en Blanquerías, sólo el azar explica cualquier atisbo de concordia y capacidad de remar en una sola dirección. Eso lo saben en Ferraz desde los tiempos en que el PSOE lo controlaba Alfonso Guerra, que precisamente ayer estaba sentado a la derecha de Ximo Puig en Madrid avalando la candidatura de Susana Díaz, su paisana (la de Guerra, no la de Puig). Los socialistas valencianos dieron nuevamente muestras de la endémica tensión y división interna en una federación con almas para dar y regalar. A pesar de la caída de la militancia, en la pugna por liderar el PSOE, que parece polarizarse entre las opciones de Susana Díaz y Pedro Sánchez, hay socialistas valencianos a miles para defender una u otra opción con contundencia y hasta virulencia. Ayer, unos se fueron a Madrid y otros a Burjassot, como las gemelas de la película de Disney. En el caso del PSPV, en vez de una comedia, esa división parece más un psicodrama.

La dirección que ocupa la cuarta planta de Blanquerías se desplazó masivamente a Madrid, principalmente en autobús, todos para arropar a Díaz y, de paso, a Puig, que con su apuesta ya sin disimulos por la presidenta andaluza une su destino en el partido y en la política al de la baronesa. El secretario general del PSPV fue acompañado (según su mano derecha en la federación, el secretario de organización Alfred Boix) por más de un millar de valencianos, cantidad tan increíble como paradójicamente costosa en un partido cuya militancia no aporta lo suficiente para preservar su sede en el centro histórico de Valencia, cuya venta se prevé inminente a causa de la quiebra de la federación. Sin embargo, el dinero y demás están para las ocasiones, y la de ayer era de campanillas: presentar la candidatura de Díaz.

Centenar arriba o abajo, lo cierto es que la cúpula del PSPV tomó la carretera como los viejos rockeros. La expedición se desplazó a Madrid repleta de ilusión y de altos cargos públicos, pues allí acudieron diputados nacionales (Ana Botella, Ciprià Císcar, Patri Blanquer), autonómicas (Rosa Peris, Rosa Mustafá, Ana Barceló, Concha Andrés, Sandra Martín, Toñi Serna), provinciales, alcaldes (de Alicante, Elda, Mislata, Riba-roja, Alcoy, Xàtiva,Paterna, Villarreal o Rocafort), concejales (como la valenciana Sandra Gómez), asesores... y ningún conseller, pero sí una gran familia de personal de confianza (secretarios autonómicos, directores generales y asesores) que trufa las consellerias en el mestizaje que los socialistas protagonizan con Compromís.

Y mientras unos fueron a Madrid, otros viajaron a Burjassot. Pedro Sánchez recibió un notable respaldo de la militancia del PSPV, que no llena así como así un pabellón como el de Burjassot. La organización del evento cuenta 3.000 personas, aunque quizá rondaron los 2.500. También recibieron autobuses, sólo media docena, de Castellón y Alicante, si bien la inmensa mayoría de los presentes provenían de la provincia de Valencia. No por casualidad la última voz valenciana antes de escucharse a Pedro Sánchez fue la del secretario provincial de Valencia, José Luis Ábalos. También estaba allí, con gesto algo pensativo, el portavoz del PSPV en Les Corts, Manolo Mata, y la diputada autonómica Mercedes Caballero, así como cerca de un centenar de altos cargos locales, entre ellos una treintena de alcaldes de localidades como Torrent, Requena o Xirivella. «Es clarísima la apuesta del aparato y la presión a los cuadros medios», señaló un destacado miembro del PSPV para explicar que entre la militancia presente en Burjassot, la presencia de altos cargos autonómicos fuese proporcionalmente ridícula.

Destacaron entre las ausencias en Burjassot, la de Carmen Martínez, vicepresidenta de Les Corts, o la de Carmen Montón, cuya casa está a 500 metros del pabellón y de los muchos edils de ese municipio (incluido el alcalde, Rafa García) con los que compartió comienzos de su carrera, escuela de política local en la que se graduó antes de emigrar a Madrid e integrar la cúpula de Ferraz, precisamente, cuando la lideraba Sánchez. No se tuvo noticias ni en Madrid ni en Burjassot de Francesc Colomer, cuya relación con Puig parece atravesar un bache, ni del presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, un especialista en nadar entre dos aguas, siempre turbulentas.

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