AGENCIAS
Miércoles, 10 de mayo 2017, 00:33
Valencia. Once de los veinticuatro procesados en el caso Emarsa admitieron ayer los hechos por los que se les acusa, algunos admitieron casos de enchufismo o haber falsificado facturas para cobrar por servicios no prestados y posteriormente repartirse el dinero con los responsables de la depuradora de Pinedo.
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La cuarta sesión del juicio por el desvío de unos 20 millones de euros de la empresa pública que gestionó la depuradora de Pinedo incluyó ayer las declaraciones de once procesados, algunos de los cuales señalaron a Enrique Crespo, Esteban Cuesta, José Juan Morenilla y a Enrique Bernácer como responsables de la trama.
Los encargados de abrir las declaraciones de los acusados fueron las nueve personas que reconocieron los hechos y llegaron a una conformidad con la Fiscalía. Admitieron su culpabilidad a cambio de una rebaja de la pena. De los nueve procesados, seis de ellos no han declarado y los otros tres respondieron a unas breves preguntas que realizó el representante del Ministerio Fiscal.
Se trata de Santos Peral Martín, Ignacio Martínez Maiques, Luis Botella de las Heras, Ana María Ríos Solaz, Leonor Moreno Esteve, Vicente Andrés Tomás Benlloch, Antonio Arnal Llorens, Juan Manuel García García y José Ramón Cuesta Anguix. Todos ellos admitieron los hechos y el juez les dispensó de seguir asistiendo al juicio tras advertirles de que contra ellos se dictará sentencia condenatoria en base al escrito de acusación del Ministerio Público, aunque no se concretaron hechos y pena.
Ana María Ríos aseguró que llegó a ser asesora de la empresa pública Emarsa (Entidad Metropolitana de Aguas Residuales) por recomendación del entonces presidente, Enrique Crespo, que con anterioridad había ocupado el cargo de vicepresidente de la Diputación de Valencia. «Enchufada, para que me entienda toda la sala», recalcó Ríos, quien explicó que llegó a Emarsa tras trabajar para el Ayuntamiento de Manises y haber sido sustituida en su puesto tras una baja por maternidad.
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Un caso similar relató Leonor Moreno, que ejerció como coordinadora de la Casa de la Cultura de Manises hasta que tuvo que ausentarse de su puesto por una baja laboral. Al regresar, su puesto se le había otorgado al hermano de Crespo, a Carlos, con lo que le dijo que le buscaría algo en algún despacho de abogados. Finalmente, incidió en que Crespo le señaló que se pondría en contacto con Cuesta para un trabajo en una mercantil, Llar Calzada. De ahí, pasaría posteriormente a Emarsa, donde se incorporó como abogada.
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