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A. Rallo
Jueves, 18 de mayo 2017, 10:53
El presidente de Emarsa y exvipresidente de la Diputación de Valencia, Enrique Crespo, sigue ahora declarando ante las acusaciones. El responsable ha insistido en que el gran problema de la depuradora era el exceso de personal. "Los puestos de trabajo en Emarsa se heredaban".
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Es decir, cuando se jubilaba un empleado entraba la hija o un familiar, ha detallado. Al parecer, las dificultades para despedir al personal eran enormes y ni Crespo ni el gerente lo llegaron a hacer. "Venía gente y te decía que por qué había que cambiar eso, que había gente allí que había hecho mucho por la Comunitat", ha explicado. Crespo ha destacado que todos esos 'enchufados' eran de épocas anteriores, pero que él puso freno a ese "despiporre".
Crespo ha afirmado durante el juicio que cada presidente anterior a él había "metido a diez o veinte personas", lo que dificultó la gestión de la planta depuradora de Pinedo y disparó el déficit.
El también exvicepresidente de la Diputación y exalcalde de Manises con el PP declara por segunda jornada consecutiva en la décima sesión del macrojuicio de Emarsa, por el que se sientan en el banquillo de los acusados un total de veinticuatro personas.
Cada presidente aumentaba la plantilla en 10 o 20 empleados
A preguntas del letrado del PSPV, Crespo ha afirmado que todos los acusados empezaron a trabajar en la planta bajo la dirección de Juan Vicente Jurado o Silvestre Senent -ambos exconcejales del PP de Valencia- y que "cada presidente aumentaba la plantilla en diez o veinte empleados", hasta que los sueldos fueron un problema para la planta.
Preguntado por las recomendaciones que dijo haber recibido sobre Esteban Cuesta por parte de José Ramón García Antón y Fernando Coquillat -ambos ya fallecidos-, Crespo ha "lamentado" que no puedan acudir al juicio a ratificar sus palabras.
Crespo ha reconocido haber encargado regalos de Navidad para personas ajenas a la planta que él decidía por ser "personas conocidas o relevantes".
A preguntas de la letrada de la EMSHI, Crespo ha asegurado que confiaba en el gerente para todas las contrataciones, que no las controlaba, y que su papel era igual al del resto de consejeros con responsabilidades atribuidas: "Seguíamos todas las recomendaciones de los auditores y el secretario del consejo de administración". "A mí me llegaba la misma documentación que al resto del consejo", ha respondido al ser preguntado por qué no llevó al consejo los informes de auditoría que advertían sobre irregularidades en las contrataciones.
A su juicio, los acusados que le incriminan en la trama corrupta lo hacen por intereses "espurios", a lo que ha añadido: "Fui yo quien les puso la querella, yo soy el que emprendió la liquidación de Emarsa".
Preguntado por el caso concreto del exjefe de explotación de la Epsar Ignacio Bernácer, ha considerado que le acusa por haber alcanzado un pacto con la Fiscalía, pero que "si fuese real su testimonio lo explicaría con pelos y señales", y no mediante referencias a terceros.
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