La exmujer de Enrique Arnal: «Me ocultó la compra de entradas de F-1 con dinero de Emarsa»

La responsable de la empresa Management de Azafatas y exesposa del ex director financiero de Emarsa Enrique Arnal, Eva María Marsal, ha declarado hoy que éste le ocultó la compra de entradas para la Fórmula 1 de València a través de su empresa pero abonadas por Emarsa.

Marsal ha declarado hoy como procesada en el juicio por el desvío de más de 20 millones de euros de fondos públicos de la empresa que gestionaba la depuradora de Pinedo.

La exesposa de Arnal, que se enfrenta a una petición de condena de cinco años por malversación y falsedad documental, ha asegurado que era su pareja quien controlaba las finanzas de su empresa de azafatas y servicios.

"Cuando me llegó un requerimiento del juzgado yo pregunté a mi marido. Me explicó que a través de mi empresa -Management de Azafatas- se habían comprado unas entradas para la Fórmula 1 y el Open 500 de Valencia y que además se había contratado a una señora que venía recomendada por un concejal de Benetússer".

Durante la fase de instrucción de este caso se consideró a Marsal responsable de la confección de dos facturas "indiciariamente falsas", por valor de 39.820 y 19.456 euros para justificar una compra de entradas por valor de 8.210 euros.

La diferencia, a juicio de las acusaciones, pudo haber servido en parte para pagar el sueldo de la "recomendada" durante dos o tres meses, y posiblemente también para aumentar el patrimonio del entonces matrimonio.

La acusada ha explicado que no tiene "ni idea" de por qué esas entradas no se facturaron a Emarsa directamente, sino que se cambió el concepto en la facturación y se multiplicó el importe.

Su compañía, ha detallado, ofreció varios servicios de comidas y azafatas a Emarsa desde 2002, cuando Juan Carlos Gimeno la empezó a contratar para ofrecer servicios de cáterin durante sus cursos en la depuradora.

Ha reconocido que algunas de las facturas y presupuestos de su empresa que constan en la causa están "manipuladas", aunque desconoce por quién, y ha admitido que ella nunca ha elaborado una propuesta económica, con las que supuestamente se han pretendido simular expedientes de contratación.

"Mi marido era un 'friki' de la tecnología, era caprichoso, pero tenía un buen sueldo y unos padres espléndidos. Yo no podía sospechar nada, llevábamos un tren de vida normal para los ingresos que teníamos", ha añadido.

El empresario Rafael Quiles, que prestó servicios de asesoría económica a varios dirigentes de Emarsa y a algunas de sus empresas proveedoras, ha admitido que llegó a facturar a Emarsa 275 euros por cada hora de trabajo desde que fue contratado en abril de 2008, alcanzando un total superior a los 80.000 euros.

Ha reconocido igualmente, a preguntas de la fiscal, que firmó un contrato indefinido con Emarsa para prestar sus servicios de asesoría -a pesar de que Emarsa ya disponía de personal dedicado a esas mismas funciones, según el Ministerio Público-.

Preguntado por qué motivo recibía modelos -de Arnal- para realizar informes presupuestarios de la planta cuando él era el asesor, Quiles se ha negado a responder a esa cuestión, si bien luego ha indicado que él necesitaba conocer determinados costes de la planta para elaborar ciertos documentos, y que por ese motivo se produjo ese intercambio de información.

Ha insistido en que nunca el interventor de la Emshi puso objeción alguna a su trabajo y, a preguntas de letrados de las defensas, ha aclarado que nunca ha tenido ningún vínculo con el PP, ni a nivel personal ni familiar, ni ha recibido regalo alguno de Emarsa.

Quiles se enfrenta a una petición de condena de seis años de prisión por malversación y falsedad.

La exmujer del exgerente de Emarsa Esteban Cuesta, Cristina Segarra, ha relatado al tribunal que nunca supo que su marido abonaba sus vacaciones y otros gastos personales con los fondos de la depuradora.

Las declaraciones de hoy han sido las últimas de los procesados, de modo que será a partir del 6 de junio cuando se retome el juicio con la comparecencia de los testigos propuestos por las partes.

El tribunal ha acordado que los acusados podrán ausentarse de las próximas vistas hasta que llegue el momento de la exposición de conclusiones.