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Se Acabó la Fiesta (SALF), el experimento electoral con el que Alvise Pérez consiguió abrirse paso en política, está cerca de consumar su fracaso apenas ... diez meses después de irrumpir en el Parlamento Europeo con más de 800.000 votos. Las disensiones internas y los procesos judiciales ahogan al partido del agitador, quien ha declarado la guerra a los otros dos eurodiputados de la formación con los que consiguió entrar en la Cámara comunitaria y echado a perder las opciones de cumplir con sus promesas electorales.
Nora Junco y Diego Solier, los dos compañeros de Alvise, se integraron el pasado diciembre en el grupo ECR –el de la primera ministra italiana Giorgia Meloni–, dejando atrás al líder del proyecto, a quien impidieron la inscripción por estar investigado. Desde entonces, la plataforma ha entrado en crisis y los europarlamentarios acusan a su jefe de «matonismo». Alvise, por su parte, ha insinuado recientemente que sus compañeros –a quienes exige dimitir y dejar que corra su puesto en la lista–, habrían sido comprados por el 'lobby' armamentístico.
El argumento que esgrime el eurodiputado es que tanto Junco como Solier han cambiado de postura las últimas semanas para votar a favor del rearme de Europa, aunque lo cierto es que lo que han hecho es alinearse con la disciplina de ECR, que está a favor de seguir apoyando a Ucrania y apostar por fortalecer la OTAN. Desde su incorporación al grupo, Solier y Junco han votado distinto de Alvise entre el 33% y el 49% de las ocasiones.
El activista se presentó a los comicios europeos prometiendo que SALF iba a tener una «influencia clave en las votaciones para bloquear los compromisos migratorios, así como mayores cesiones de soberanía de índole sanitaria, agrícola, migratoria y militar». Pero su exclusión del grupo de ECR y su falta de autoridad sobre Junco y Solier lo ha hecho imposible. Por esa razón, Alvise ha decidido desplegar su ofensiva, escogiendo las redes, el lugar estrella desde donde dio a conocer su plataforma, para atacar a su dos compañeros de filas.
Y es que tanto en su canal de Telegram como por Instagram, Alvise está señalando a sus eurodiputados por «haberse dejado comprar». De hecho, Solier tuvo que cerrar hace unos días su perfil en la plataforma de Meta por los insultos recibidos.
No obstante, la mala relación con Junco y Solier se remonta a la primera causa judicial que se abrió contra Alvise –tiene otras tres en curso–: la del 'criptoempresario' que declaró haberle entregado 100.000 euros para las elecciones europeas –el Supremo decidió abrir una causa por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida, blanqueo de capitales y falsedad documental–. Se trata, probablemente, de la investigación más seria a la que tiene que hacer frente, ya que afecta directamente a la financiación de su formación.
Pero no es la única en el frente judicial que le acecha. Sin ir más lejos, la semana pasada el Alto Tribunal decidió abrir una nueva causa penal contra el eurodiputado a raíz de unos mensajes enviados en Telegram que habrían incitado a sus seguidores a acosar a la fiscal de delitos de odio de Valencia, Susana Gisbert. La otra que tiene pendiente es por difundir una prueba falsa de Covid-19 que involucraba al presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, quien entonces era ministro de Sanidad.
A pesar del sombrío panorama, quien no da por sentenciado al proyecto del agitador es el CIS del socialista José Félix Tezanos, cuyo último barómetro coloca a SALF en sexta posición, otorgándole un apoyo del 1,9% en caso de celebrarse ahora elecciones generales.
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