JC. F. M.
Domingo, 3 de marzo 2019, 00:27
El adelanto de las elecciones autonómicas al próximo 28 de abril, para hacerlas coincidir con las generales, también tiene sus damnificados. Y no es únicamente Compromís, la formación que lidera Mónica Oltra, que ya ha dejado claro su rechazo a la posibilidad de que Ximo Puig disuelva mañana Les Corts y llame antes de lo previsto a las urnas. La mayoría de los alcaldes socialistas -en realidad prácticamente todos, con la única excepción de los que disfrutan de amplias mayorías absolutas- temen que un adelanto de las elecciones autonómicas termine repercutiendo en sus resultados electorales.
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El temor a la desmovilización el 26 de mayo es evidente. Con la única compañía de unas elecciones europeas -siempre varios puntos por debajo en participación respecto a cualquier otra cita electoral-, y sin el paraguas de venir acompañados por unas autonómicas en las que el aparato del partido tendrá que poner toda la carne en el asador, las elecciones municipales se jugarán en esta ocasión en un examen para cada uno de los candidatos a alcalde. Esta vez no habrá dirección federal o nacional a la que echarle la culpa. Todo ello, claro está, siempre y cuando Ximo Puig mantenga su determinación de convocar elecciones autonómicas para abril.
Los alcaldes del PSPV consultados por este diario admiten la incertidumbre que les genera unas elecciones por primera vez al margen de las autonómicas. «Para mí no será un problema -admite uno de los primeros ediles de la provincia de Valencia que disfruta de una holgada mayoría absoluta en el consistorio-. Pero para otros muchos, que gobiernan por escaso margen o en coalición, las consecuencias pueden ser terribles».
La preocupación entre los alcaldes socialistas tiene que ver, en primer lugar, con el hecho de que la gran movilización electoral se habrá producido un mes antes de sus elecciones. «Es difícil que apenas un mes después la gente vuelva a activarse de la misma manera para acudir masivamente a las urnas», reconocía fechas atrás uno de los más altos dirigentes del socialismo valenciano. De hecho, ese ha sido uno de los argumentos que el entorno de Puig le ha venido trasladando durante las últimas fechas para convencerle de la conveniencia del adelanto electoral.
Apenas un mes después de esa movilización, la elección de alcaldes en los más de 540 municipios de la Comunitat Valenciana se convertirá en una carrera «que en realidad se habrá disputado un mes antes», en alusión a las generales y, si hay adelanto, las autonómicas. El reconocimiento del 'roto' que avanzar comicios puede generar para las municipales es asumido por el propio Puig, que en alguna ocasión ha admitido en privado que una de sus preocupaciones ante la decisión a adoptar sobre el adelanto electoral tenía que ver con su deseo de «no dejar tirados» a los alcaldes socialistas.
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Con los números en la mano, Mislata, Ontinyent y Xàbia son de las pocas mayorías absolutas en las que los candidatos a alcalde del PSPV no deberían de verse afectados por un adelanto de las autonómicas -las circunstancias de Jorge Rodríguez en Ontinyent convierten en muy particulares sus comicios, pero precisamente por eso se considera que la participación no se resentirá-. Del resto, municipios como Burjassot, Dénia, Borriana, Torrent o Paterna pueden sufrir las consecuencias de ese eventual adelanto electoral.
Con todo, las capitales de provincia, junto a Elche, pueden ser las claves en las que las opciones de las candidaturas socialistas a las respectivas alcaldías se resientan. En Valencia, la lista que encabezará Sandra Gómez acude a las urnas con la expectativa de una importante mejora sobre los cinco ediles logrados en 2015. Para la líder del PSPV de la ciudad, no obstante, el drama puede llegar de la movilización del voto de la derecha en una ciudad cuya mayoría sociológica siempre se ha situado más a la derecha que la media de la Comunitat. El propio Puig ha admitido, al ser preguntado por Gómez, que una mejora del resultado electoral de hace cuatro años sería una buena noticia, pero dejar de forma parte del Gobierno local sería una muy mala. Gómez pondrá a prueba su tirón sin el paraguas de Puig ni del PSOE.
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En Alicante, los socialistas afrontan los comicios tras perder la alcaldía que ocupó Gabriel Echávarri. La eventual desmovilización del voto se puede sumar a la agria carrera de las primarias, que ha acabado con la elección de Francisco Sanguino como aspirante a la alcaldía. En Elche, Carlos González logró 8 de los 27 concejales de la corporación. Un mal resultado podría apartarle de la alcaldía. En Castellón, el Gobierno en coalición que dirige Amparo Marco podría experimentar cambios si la lista socialista pierde empuje.
Si el adelanto electoral afecta a las elecciones municipales, las consecuencias pueden llegar a los alcaldes y a los resultados que decidirán la composición de las Diputaciones provinciales. Toni Gaspar preside la única de las tres corporaciones en manos del PSPV. Un eventual retroceso en los comicios pondría en peligro el gobierno de coalición que encabeza el alcalde de Faura.
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