La agonía de Salomé Pradas

La decisión del presidente la sitúa, sin duda, como principal responsable de la gestión política. Ha sido, sin embargo, la última en salir del Ejecutivo tras una agonía mediática que comenzó el 9 de noviembre. Prácticamente todos los medios, con un lapso de 24 horas, apuntaron los cambios en el Consell. Se daba por segura la salida de Nuria Montes y también la de Pradas, junto a la notable pérdida de poder de Ruth Merino.

Pero durante todo este periodo ha tenido que mantenerse al frente de la Conselleria de Justicia e Interior pese a que su nombre fue el primero que se dio por amortizado en todas las informaciones periodísticas. Once días de asistencias a las reuniones del Cecopi, incluido el famoso Pleno de Les Corts. Allí, por ejemplo, aguantó el discurso de Mazón antes de despedirse entre lágrimas de algunos de sus compañeros.

La vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, se refirió ayer a la campaña que ha sufrido su compañera y amiga Nuria Montes y quiso ofrecerle su apoyo. Sugirió incluso que la salida había sido a petición de la consellera. Algo que no quedó del todo claro pese a sus explicaciones. En cambio, mostró una distancia enorme cuando fue preguntada por la actuación e inminente salida de Pradas.

La estrategia del Consell de anunciar los cambios por goteo ha dejado a Pradas y a su equipo -presumiblemente se irán casi todos con ella- en última posición. Primero fue la entrada de Camarero como portavoz en detrimento de Ruth Merino y, posteriormente, la ruidosa llegada de Gan Pampols. Su final cierra, al menos de momento, la crisis del Consell.