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Un hotel en la avenida de Les Corts. Café con leche («es lo que bebe por la mañana», explica su equipo), una mesa con dos móviles. Se sienta. Está un poco sorprendido. El acto de Castellón se desbordó. En Valencia vuelve a desbordarse. Albert Rivera disfruta de un gran presente y se resiste a hablar de un futuro muy prometedor.
-¿Se siente cómodo con las encuestas a su favor?
-Siempre es mejor gestionar éxito que fracaso, una victoria en Cataluña que una derrota, y es mejor gestionar esperanza que derrotismo, pero claro eso no nos puede desviar del camino, ser humildes, hay que continuar como hasta ahora. Ahora somos el rival a batir y notamos que el PP y el PSOE se ponen nerviosos.
-¿En qué lo notan?
-En las actitudes del bipartidismo. El PSOE y el PP están muy preocupados. Ciudadanos está haciendo una cosa muy difícil: aglutinar votantes del PP y del PSOE, así como atraer a los del centro que no votaban. Hay un antes y después de Cataluña. Ahora, el PP se ha obsesionado con nosotros y prefiere pactar con el PSOE tumbar la reforma de la Fiscalía, de la Ley Electoral... no sé si los exvotantes del PP lo entenderán. Dos maquinarias que llevan 40 años en el poder no te van a hacer sólo cosquillas, aunque los españoles penalizarán estas cosas.
-¿Rajoy le engañó con el pacto de investidura?
-No nos engañó porque no le creímos desde el principio. Yo no apoyé su investidura por él, sino por el país, porque no teníamos Gobierno, ni presupuestos, Europa nos apretaba y la economía se congelaba. Había que hacer lo correcto, algo que sólo hemos hecho nosotros, un gesto de generosidad . Según pasa la legislatura se percibe nuestro esfuerzo por buscar acuerdos.
-¿Confía en que PSOE o PP hicieran lo mismo que hizo usted?
-En una situación así, estoy convencido de que sus votantes presionarían, pero eso es el cuento de la lechera. En cualquier caso, quiero poner sobre la mesa una cuestión: el futuro Gobierno debe ser constitucionalista, fuerte y profundamente reformista, porque no creo que lo vaya a hacer Rajoy en su última etapa política. Quiero que los temas pactados para que se aprueben estos Presupuestos (bajada de impuestos a la clase media, equiparación de sueldos de los policías y guardia civiles, permisos de parternidad e impulso de las guarderías) alcancen a los bolsillos de los españoles después de una crisis muy dura. Hay que devolver el esfuerzo.
-¿Lo de Cataluña tiene solución o vamos a unas nuevas elecciones?
-Hay una solución posible, la de un gobierno separatista que trabaje dentro de las normas de la Constitución. Si no lo hacen ya saben lo que puede pasar, han tomado nota. Pero en el medio y largo plazo, el nacionalismo es el principal problema de España y de Europa. Eso lo digo yo ahora pero ya lo han dicho Juncker, Macron o Tajani. O nos tomamos en serio lo que el nacionalismo puede destruir o tenemos un problema. Ojo con que el nacionalismo que vivimos en Cataluña, que no contamine a Baleares o la Comunitat. Me duele porque soy catalán, pero creo que lo de Cataluña es el principal problema que tiene España en esta década y hay que solventarlo con un gobierno fuerte y con reformas reales que inviten a sumarse al proyecto. Si no hay reformas, ni financiación... el inmovilismo del PP y del PSOE es una rendición por no dar batalla intelectual, política y social. En la Comunitat vamos a dar la batalla a ese nacionalismo incipiente, al pancatalanismo que Compromís pretende implantar.
-¿La permanencia de Junqueras en prisión es positiva para la estabilidad de Cataluña?
-No comento decisiones judiciales. Si cometes cinco posibles delitos el juez toma una decisión que yo respeto. Lo que me sorprende es que señores que se vanaglorian de incumplir las decisiones judiciales ahora se asustan porque les imputan. Hay fotos del señor Puigdemont con cinco resoluciones del Constitucional en su despacho y diciendo que estaba esperando la siguiente. En el plano personal no deseo el mal a nadie, pero en el plano judicial, la justicia está en manos de los jueces. Junqueras envió una carta a Montoro diciendo que en Cataluña ya no regían las leyes españolas y el ministerio no podía supervisar sus cuentas. Ojalá no lo hubieran hecho. Como catalán me hubiese encantado que no hubiera pasado.
-¿Se considera feminista?
-Si el feminismo es defender la libertad e igualdad de las mujeres, adelante el feminismo. Si es decirle a las mujeres lo que tienen que hacer y pensar, no. Somos partidarios de políticas que fomenten la igualdad, no cambiar el nombre de las cosas. Luchar por el término 'portavozas' no aporta nada, es un debate de eslogan. Incrementar los permisos de paternidad, pagar la educación infantil, rebajar la brecha salarial y luchar contra la violencia machista sí es una aportación.
-¿Qué opina de los recientes debates en el Congreso sobre pensiones y la prisión permanente revisable, en contraste con la realidad en la calle?
-Son dos ejemplos de que la opinión publicada y la pública a veces caminan por caminos distintos. Ante los reproches del PP y del PSOE sentí cierto bochorno. La sociedad española merece un debate sereno sobre las reformas del Código Penal, es algo legítimo. Porque el debate es sobre la reincidencia, sobre el futuro. Es importante la reinserción, pero también proteger a los ciudadanos. Habrá que revisar el tercer grado ante la reincidencia en delitos muy graves. No aceptar el debate del Código Penal me parece mal, y utilizar a las víctimas, también. Creo que el PSOE, en el debate sobre la prisión permanente, perdió los papeles. Las víctimas no piden pena de muerte, sino revisar que la reinserción sea real. Como padre lo entiendo. No es justo acusarles de vengativos, que es lo que ha hecho el PSOE. Yo no me atrevo a juzgar a los familiares, como hizo Pablo Iglesias al acusarles de querer venganza, porque no sé cómo reaccionaría ante una situación así. Y sobre las pensiones es un debate oportuno. Me preocupa el triunfalismo del PP. Habrá que luchar por un mejor mercado laboral y una mayor natalidad, reformas de calado.
-¿Hay riesgo de instrumentalizar esos movimientos sociales?
-Sería un error. El gran debate entre PP y PSOE del otro día sobre las pensiones es si hay que subirle a los pensionistas un euro -lo que han hecho los populares-, o entre tres y cinco euros -lo que defienden los socialistas-. Los pensionistas, lógicamente, están indignados. Habrá que abordar las pensiones del futuro. El PP apela a la tranquilidad sobre las pensiones, pero sin hacer nada, y hay que hacer reformas, y eso no pasa ni por el populismo ni por el conformismo.
-Ha dado a entender ahora mismo que podría haber Presupuestos...
-Si cumplen con las exigencias de Ciudadanos, los apoyaremos. Ya veremos el PNV, que todavía está celebrando el 'cuponazo'.
-¿Cómo van las negociaciones?
-El Gobierno, tras las catalanas, entró en una paranoia en la que se obsesionó con pegar a Ciudadanos y frenar la fuga de votos. Ahora se ha dado cuenta de que es algo estructural. El Gobierno quiere ponerlos sobre la mesa la semana próxima. Espero que nos sentemos antes a hablar. Si se cumplen nuestras peticiones, daremos luz verde. Un partido cortoplacista buscaría elecciones ahora, pero nosotros queremos unos nuevos Presupuestos. Ahora, Rajoy tiene que contar con nosotros. Es lógico que ellos nos vean como rivales, pero hay que cambiar el chip porque los españoles nos obligan a negociar.
-Entre sus prioridades apenas habla de un nuevo sistema de financiación.
-Hablo de la financiación y del corredor, que se ha convertido en una prioridad, porque esta es una tierra de exportación como Cataluña y Andalucía, y el corredor es una infraestructura competitiva y nos interesa y por eso es ahora una prioridad para el PP, que antes no lo era.
-¿Cómo se puede mejorar la financiación de la Comunitat sin perjudicar al resto?
-Fuimos nosotros los que impulsamos en el pacto de investidura un estudio de expertos, que hizo un buen papel, pero hay un problema: el PP y el PSOE se han pasado a los expertos por el forro. Lo primero que han hecho ha sido el 'cuponazo' para el País Vasco, cuando se advirtió que ese cálculo no podía continuar haciéndose de modo fraudulento. La primera en la frente. El problema es entre los barones del PP y del PSOE. Ximo Puig no dice lo mismo que Susana Díaz o que Iceta. Si la financiación está bloqueada es por las luchas internas del PSOE y del PP. Cifuentes no dice lo mismo que Feijóo. Ahora hay que cuadrar el sudoku.
-Hace unas semanas los síndicos en Les Corts participaron en un debate en Madrid, incluida la portavoz de CS, y tampoco se sacó nada en claro ¿Cuál es su modelo?
-El de Alemania, donde tienen una caja común entre Estado y lánders. Aquí sería entre el Estado y las Comunidades Autónomas. Esa caja común debería garantizar los servicios básicos: Educación, Sanidad y yo creo que también Dependencia. Quien quiera tener también una televisión pública o una policía autonómica deberá pagársela él. Si decides poner en marcha una nueva Canal 9, explícaselo a los valencianos, que la van a pagar ellos.
-¿Las regiones quieren tener más autonomía en el gasto pero sin compartir los ingresos?
-En España, el modelo es opaco, las autonomías participan poco pero a algunas les va bien así. Ximo Puig, con el que ya he hablado en alguna ocasión sobre esto, es cierto que tiene una deuda encima heredada del PP, pero también es verdad que su partido ha votado a favor del cupo vasco, y si uno quiere gobernar con el PNV es muy difícil, luego, ser creíble en la Comunitat. El problema no es económico, sino que si le preguntas a dos señores del PP o del PSOE en dos comunidades distintas, no te dicen lo mismo ni firmarían lo mismo. Rajoy no lleva esto al Consejo General de Política Fiscal y Financiera porque no quiere que sus barones se enfrenten. Llevamos cuatro años sin modelo y en 2019, con campaña autonómica, no me creo que logren unificar sus criterios. Nos iríamos hasta 2020, por eso le pido a Puig honradez, porque los barones socialistas dicen una cosa a sus ciudadanos, su partido dice una cosa aquí, y otra muy distinta en la Ejecutiva del PSOE, en Madrid.
-¿Qué opina de la relación entre Cataluña y la Comunitat? ¿Sabe que su visión unitaria del valenciano y el catalán se mira aquí con recelo por parte de la sociedad?
-Con Gobiernos leales se pueden crear sinergias. ¿Si Arrimadas fuese presidenta de Cataluña habría algún problema con la Comunitat? No. El problema no es Cataluña, sino el nacionalismo catalán. La relación entre valencianos y catalanes es evidente. Las reivindicaciones como el corredor mediterráneo no es de corte nacionalista, sino de todo el país, pero el nacionalismo enfrenta, y el pancatalanismo es un supremacismo insoportable. Decirle a tus vecinos cómo deben pensar, intentar meter satélites aquí, financiar entidades nacionalistas en la Comunitat a través del DOGV... todo eso perjudica las relaciones. Cuando estoy en mi casa en Cataluña, pongo TV3 e informan del tiempo ofrecen un mapa de los 'països catalans', y así lo entiendes todo, porque se inventan una ficción política territorial, y no es extraño que los demás se ofendan y es lógico que muchos valencianos estén hartos. La lengua es un activo, no una barrera, y aquí Compromís intenta hacer lo que hizo CiU en los 90 en Cataluña, implementar un sistema lingüístico que haga del castellano una lengua residual en la Educación. Por eso queremos ser muy vigilantes con el nuevo Canal 9. No puede ser pasar de ser una televisión pública al servicio del PP a otra al servicio del nacionalismo. Miembros destacados de Compromís han ido a manifestaciones independentistas en Cataluña. Eso es así, ese es su proyecto, no puedes ser nacionalista fuera de campaña y cuando llegan las elecciones ocultarlo.
-¿Toni Cantó es su mejor candidato a presidir la Generalitat?
-Eso no lo decido yo. Haremos primarias. Estoy muy orgulloso de la labor de Mari Carmen Sánchez en la Comunitat, Fernando Giner en el Ayuntamiento de Valencia, de nuestros portavoces municipales en la Comunitat, de Toni Cantó, Marta Martín... Yo espero que podamos gobernar en algunas de ciudades como Valencia o Alicante a partir de 2019.
-El 6 de enero, en Twitter, comentó que Valencia merece un alcalde como Fernando Giner ¿sigue pensando lo mismo?
-Sí, no es nada sorprendente. Sería mejor que el alcalde actual. Fernando conoce la ciudad perfectamente, se conoce sus barrios desde hace años, se los patea, y es querido por los vecinos. En cualquier caso, eso también se decidirá en primarias.
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