Alfonso Novo, gerente de Ferrocarrils

El regreso de Novo a la primera línea de la actividad política no se produce en un puesto irrelevante en el organigrama de la Administración. Todo lo contrario. La dirigencia popular le situará al frente de las políticas de movilidad –clave en el desarrollo de cualquier ciudad moderna– desde una empresa pública con más de 300 millones de presupuesto y una plantilla que sobrepasa el millar de profesionales. Un negociado, por otra parte, no exento de cierta conflictividad laboral.

Novo relevará a la actual responsable, Anaïs Menguzzato, que también pasó en su momento por el Ayuntamiento de Valencia, en la concejalía de Protección Ciudadana. Dos exediles que curiosamente han terminado en el mismo cometido. En el caso del popular, no obstante, acumula cierta experiencia en esta área. Por ejemplo, fue presidente de la EMT y vicepresidente de la Agencia Valenciana de Movilidad, además de que en el Ayuntamiento se encargó de las competencias de circulación y transportes.

El nombramiento de Novo será propuesto hoy en el Consejo de Administración. Posteriormente, la designación ha de ser ratificada por el Pleno del Consell. El director gerente reportará directamente con la consellera de Medio Ambiente e Infraestructuras, Salomé Pradas.

FGV se encarga de controlar la circulación de metros y tranvías en toda la Comunitat. La empresa, de hecho, recobra plenamente su actividad a partir del próximo viernes cuando recupera los horarios habituales tras el parón veraniego de agosto, período en el que se producen menos desplazamientos. Este año, Infraestructuras ha ofrecido por primera vez durante el mes de julio el horario habitual del resto del año en la red, con circulaciones en el metro de días laborales, sábados y domingos.

Novo ha pasado cerca de ocho años a la sombra. El caso conocido como el pitufeo, el supuesto amaño de 50.000 euros en el Grupo Municipal, arruinó su carrera política. El sobreseimiento decretado por la Audiencia de Valencia y confirmado por el Tribunal Supremo le rehabilitó para su actividad pública. Durante los últimos años, el exconcejal se dedicó a ejercer la Abogacía, pero siempre desde un perfil muy bajo.

La decisión de los populares supone un nuevo paso en esa estrategia de cerrar heridas en un partido que se vio dividido por la contundente respuesta que se ofreció ante determinados casos de corrupción que más tarde quedaron en nada. Por ejemplo, Novo, que fue portavoz del PP en el Ayuntamiento de Valencia y presidente del partido en la ciudad, quedó suspendido de militancia.

El mandato en FGV no será sencillo. La consellera se comprometió a doblar el número de pasajeros en el 2030, una propuesta más que ambiciosa. Los dirigentes tienen sobre la mesa proyectos que se antojan de máxima urgencia. Por ejemplo, el de la ampliación de la red: está pendiente la prolongación de la línea 10 (hasta el Grao), la creación de la L11 (la Marina) y L12 (para conectar con la Fe).

Asunto diferente, pero no menos importante, es mejorar las frecuencias de paso, un déficit que comparte con la EMT. En este sentido, el exconseller socialista Arcadi España anunció en su momento una inversión de más de 200 millones para obras y compra de material (adjudicaciones que fueron a parar a Stadler).

Existe un problema casi crónico en FGV, una acuciante falta de personal, deficiencia que siempre denuncian los maquinistas en sus habituales huelgas -en algunos casos sólo anuncios- en Fallas.

La intención del PP también pasa por recuperar el prestigio en la gestión de Ferrocarrils tras el accidente de metro de 2006 cuando 43 personas murieron y otras 47 quedaron heridas en el mayor siniestro de estas características en España. Una emergencia y su posterior gestión política que dañaron la imagen de los populares.