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El vicepresidente de la Generalitat, Rubén Martínez Dalmau, jugó ayer al despiste para evitar ser fotografiado subiendo al coche oficial en el que se desplazó desde Burriana hasta Puebla de Arenoso. El conseller de Vivienda se zafó del fotógrafo, entró a un cajero, caminó durante más de 700 metros junto al coche y, cuando finalmente se creyó lejos de los objetivos, se subió al Ford Mondeo y tomó camino a su destino.
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