El 6 de diciembre de 1978 los valencianos acudieron a votar en masa. Estaban llamados a las urnas 2,5 millones y la respuesta fue una de las más altas de España. Más de 1,8 millones (74,1%) depositó su voto.
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La Constitución consiguió un amplio respaldo. Más de un millón seiscientos mil valencianos (el 88,8%) dieron ese día su apoyo a la Constitución . El 'No' cosechó 131.000 papeletas (7%), mientras que 65.000 valencianos optaron por votar en blanco (3,4%).
Los valencianos se levantaron conscientes de que podían hacer historia. Vicente Navarro de Luján, que entonces estaba en el comité ejecutivo provincial de la UCD y se recorrió la provincia dando mítines para explicar el texto constitucional, destaca las ganas, «la voluntad extendida de ayudar para crear un nuevo sistema político que garantizara la paz y no excluyera a nadie».
Vicente Navarro de Luján UCD. Profesor universitario
Esa sensación de estar construyendo algo nuevo estaba muy extendida. Y consecuencia de ello era la ilusión, un sentimiento que se imponía, que se veía en la gente. «Veías a gente de las primeras filas en los mítines con lágrimas en los ojos al oír los derechos que les garantizaba la Constitución», recuerda Joan Lerma, entonces un joven de 27 años que ocupaba el puesto de conseller de Trabajo en el ente preautonómico.
Joan Lerma. Expresidente de la Generalitat y senador del PSOE
Antonio Montalbán, en aquel momento secretario general de CCOO y miembro del comité central del Partido Comunista de España (PCE), también lo tiene grabado en la memoria. «Palpabas la ilusión en la gente cuando ibas a un mitin o a una asamblea», afirma contundente.
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«Recuerdo la ilusión de la gente en que hubiera una Constitución que garantizara la democracia y permitiera el autogobierno», apunta Vicente Garrido Mayol, entonces un joven que se iniciaba en la política y ahora catedrático de Derecho Constitucional y ex presidente del Consell Jurídic Consultiu.
Un repaso a la hemeroteca permite ver que Valencia vivió esos días con intensidad. Numerosos ministros y líderes políticos nacionales se dejaron caer por la ciudad y provincia. El Ateneo Mercantil se convirtió durante esos días en un punto de referencia de la vida política. Por allí pasaron Jaime Lamo de Espinosa, Santiago Carrillo o Joaquín Garrigues Walker en diversos mítines y encuentros públicos.
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Antonio Montalbán recuerda con motivo de esta visita las reticencias de algún miembro del PCE. «Estábamos en su inmensa mayoría a favor, pero había alguno que no lo tenía claro. Aprovechamos la presencia de Santiago Carrillo a Valencia para que se reuniera con ellos», apunta.
Antonio Montalbán. PCE y ex secretario general de CC OO
Algunos políticos valencianos jugaron un papel destacado, caso del mismo Lamo de Espinosa o de Fernando Abril Martorell, ambos en el Gobierno. Pero fue Emilio Attard el que tuvo mayor relieve en el proceso constituyente como máximo responsable de la Comisión Constitucional. Su participación fue muy activa en la movilización del voto y asumió una tarea protagonista tras la polémica pastoral del cardenal primado de Toledo Marcelo González Martín pidiendo a los católicos que votaran no.
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Otro nombre propio valenciano fue Alberto Jarabo, diputado por Alianza Popular. Fue el único parlamentario de la Comunitat que votó en contra del texto en el Congreso y no asistió a la reunión del ente preautonómico, del que era miembro, en la que se aprobó una declaración en respaldo de la Constitución.
Esta tuvo lugar en la mañana del sábado 25 de noviembre. Fue un encuentro maratoniano de cinco horas en el que el Consell preautonómico aprobó una declaración institucional de respaldo al texto constitucional. El debate se enconó tras la difusión de una traducción al valenciano paralela a la auspiciada por la institución. El órgano preautonómico llegó a crear una comisión de investigación y advirtió de que la polémica podía restarle apoyos en el referéndum. La lengua se convertía así en un elemento de división.
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La tensión provocó el enfrentamiento entre los consellers de Agricultura, Enrique Monsonís, de UCD, y el titular de Cultura, Josep Bevià, del PSOE.
La jornada electoral, al igual que la campaña para pedir el voto, transcurrió con normalidad. Se dieron infinidad de mítines a lo largo y ancho de la Comunitat con amplias sesiones explicativas. Navarro de Luján resalta que se recorrió la provincia en diversos actos con otros miembros de la UCD como Leonardo Ramón o Javier Aguirre. Montalbán señala que en una ocasión en Onda «íbamos a dar un mitin y hubo gente que trató de boicotear el acto. Aún pudimos celebrarlo. Fue el único incidente grave que recuerdo».
Durante las votaciones no se produjeron incidentes. Lo más frecuente fue que algunos colegios no se abrieran a la hora, como en la Dehesa, donde no se presentaron los integrantes de la mesa, o que faltaran papeletas.
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Quizá lo más grave fue que volvieron a detectarse problemas con el censo, como ya había ocurrido en las anteriores convocatorias. Varios miles se quedaron sin poder votar. Y también se volvió a evidenciar la falta de práctica democrática y ante ello se alzaron voces pidiendo el adiestramiento de los integrantes del dispositivo electoral para que pudieran resolver con solvencia las dificultades que se presentan en una jornada electoral. Tanto la Junta Electoral como el Gobierno Civil atendieron más de quinientas consultas de personas que no se encontraban en las listas o no sabían donde podía votar.
Pero si hay algo que destacan todos los protagonistas es el consenso que presidió la elaboración del documento y que ha convertido a la Constitución en la segunda más longeva de la historia de España. Martín Quirós, futuro portavoz de Alianza Popular en el Ayuntamiento de Valencia y diputado del PP, destaca el esfuerzo que se puso para conseguir el consenso. «Nos incorporó a las democracias occidentales», manifiesta. José Luis Manglano, portavoz de UCD en el Consistorio, mantiene una posición muy similar y añade que «todos cedieron. En aras de la reconciliación se elaboró un documento que no satisfizo a nadie plenamente, pero asumible».
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Martín Quirós. Exportavoz de AP en el Ayuntamiento de Valencia
Vicente Garrido señala que había muchas diferencias políticas que supieron apartar para ponerse de acuerdo. «Me llamó la atención el espíritu de consenso que mostraron todas las fuerzas», apunta. Fue un paso adelante, ya que «supuso la reconciliación de las dos Españas, que ahora se ha puesto en peligro».
«Es una Constitución inclusiva que reconoce la España real, que es plural y diversa tanto en lo territorial como en lo político. Era algo que estaba en la calle», matiza Joan Lerma. El ex presidente de la Generalitat, además, incide en que el texto ha permitido el desarrollo del Estado autonómico: «Abrió la puerta», afirma.
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Vicente Garrido Mayol. Catedrático de Derecho Constitucional
Para Montalbán, la Constitución no recogía todas las aspiraciones de los trabajadores, «pero claramente representó un avance». En este sentido, recuerda, al igual que Vicente Garrido, los Pactos de la Moncloa como otro de los frutos de ese espíritu de consenso.
José Luis Manglano UCD. Exrector de la Cardenal Herrera
«Muestra que los distintos pueden pactar. Había una verdadera voluntad de consenso, pese a la agitación social, económica y política que había en España», recalca Navarro de Luján.
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Todos ellos coinciden en un punto. Han pasado 40 años y si la Constitución sigue vigente, quizá con la necesidad de ajustes, es porque consiguió unir a los españoles.
El papel de Emilio Attard El presidente de la Comisión Constitucional, como católico convencido, tuvo que salir al paso de la pastoral del cardenal primado de Toledo, Marcelo González Martín, en la que pedía el no a la Constitución al considerar que era atea, en contra del criterio de la Conferencia Episcopal. Attard llegó a afirmar que quien la «califique de atea pretende desestabilizar».
La Constitución y el valenciano La aparición de un texto con una traducción al valenciano de la Constitución alternativo a la oficial causó una fuerte polémica que llegó al Consell. El debate entre los consellers se prolongó durante cinco horas. Eran momentos en los que se estaba conformando el valencianismo político.
2,5 millones de valencianos estaban llamados a las urnas el 6 de diciembre de 1978.
1,8 millones votaron, el 74,1%, porcentaje superior a la media nacional (67,1%).
1,6 millones respaldaron el texto constitucional (88,8% frente a la media en España del 87,9%).
131.664 valencianos votaron en contra de la Constitución, (el 7% frente al 7,8% que fue la media en España)
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