Pasadas las ocho de la mañana, Eduardo Zaplana salía de un domicilio en la calle Pascual y Genís de Valencia. Iba en un todoterreno de lujo que, al parecer, conducía otra persona. En ese momento, dos agentes de policía pararon el vehículo y mostraron sus placas. Una agente se metió en él vehículo. Al cabo de unos minutos, Zaplana y los funcionarios de la Unidad Central Operativa (UCO) salían del automóvil y se dirigían hacia el patio de la vivienda. Allí aguardaban más guardias civiles. Comenzaba entonces un registro en pleno centro de Valencia que todavía continúa tres horas más tarde.
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