El juicio a Juan Maeso, el anestesista condenado por contagiar la hepatitis a 275 pacientes, fue sin duda uno de los procesos más mediáticos ... de la historia judicial valenciana, como lo fue el caso de las niñas de Alcàsser o la pantanada de Tous. La condena a 1.933 años de cárcel se produjo en 2007, pero aún hoy, 16 años después de aquel fallo, el asunto sigue generando información.
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El profesional ha obtenido ya la libertad condicional, según ha avanzado El Español. La ha conseguido a través de una decisión de la Audiencia de Valencia y frente a la oposición de la Fiscalía y de los técnicos de prisión. En ambos casos se había informado en contra. En el informe de la penitenciaría se recogían algunos motivos de ese dictamen contrario. Por ejemplo, que no hay arrepentimiento, ni asunción de culpabilidad y que el penado insiste en que él es la víctima. Exactamente igual que en su versión del juicio. También se alegaba que hace sólo seis meses, el tribunal ya se opuso a conceder la libertad.
La psicóloga del centro aseguraba, por su parte, que Maeso no reconocía haber tenido nunca problemas de consumo de sustancias y se refiere que es drogodependiente habitual en remisión. Ese dosier le atribuye autocontrol suficiente y aceptación de límites institucionales salvo las directrices de tratamiento. Además, cuenta con apoyo familiar. Su edad -avanzada -añadían- hacen difícil la reincidencia.
La Audiencia, tras estudiar el expediente, lleva a la concesión de la libertad porque se trata de un interno que ha cumplido casi 16 años de cárcel, que tiene 81 años y que esos dos factores hacen que sea más que probable su reinserción en la sociedad. Además, de que con esas circunstancias no puede reemprender su actividad profesional. No considera que el tiempo que queda por cumplir, otros cuatro años privado de libertad, sea un motivo para rechazar la medida.
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El dictamen de la Sala no tendrá demasiadas consecuencias prácticas para el anestesista. Maeso disfruta de permisos regulares desde hace aproximadamente ocho años. Pero desde 2022 progresó al tercer grado penitenciario, un régimen penitenciario que permite acudir únicamente al centro a pernoctar, tal y como informó LAS PROVINCIAS.
Unos meses más tarde, su letrado Miguel Ferrer logró que se le permitiera permanecer en libertad con una pulsera. De esta forma, no regresaba a la penitenciaría valenciana. Únicamente al domicilio que tiene asignado para que el aparato de control informe de su localización en un horario previamente determinado a las autoridades penitenciarias. Ahora presumiblemente se le retirará el dispositivo y Maeso tendrá más libertad horaria.
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